Un equipo de astrónomos y astrónomas ha descubierto que el cuásar J0529-4351, con un brillo récord más de 500 billones de veces superior al del Sol, puede ser el objeto más luminoso conocido hasta la fecha. El agujero negro que lo alimenta tiene unos 17 000 millones de masas solares y cada día aumenta una más.
Este observatorio espacial de rayos X de la ESA ha sorprendido a un agujero negro que, como un niño pequeño alterado, no solo expulsa su comida, sino que tira todo: el gas de su disco de acreción sale despedido en todas direcciones, a tal velocidad que hace desaparecer el material interestelar circundante. Esto impide la formación de nuevas estrellas en una vasta región de su galaxia, llamada Markarian 817.
El microcuásar SS 433 emite un chorro de materia que se hace invisible durante unos 80 años luz, pero en ese punto alguna discontinuidad en el medio produce un choque que dispara sus electrones a altas energías, con potentes destellos. Los ha estudiado una astrofísica española y otros científicos de la colaboración internacional HESS, con datos del observatorio que operan en Namibia.
Con un radiotelescopio de Sudáfrica se ha identificado un sistema binario formado por una estrella pulsante y un misterioso objeto compacto, con unas 2,35 masas solares, lo que lo sitúa en la llamada ‘brecha de masas’ entre las estrellas de neutrones y los agujeros negros. Si fuera esto último, se tendría la codiciada pareja púlsar de radio-agujero negro, que permitiría nuevos test de la relatividad general de Einstein.
El tamaño de la sombra del agujero negro de la galaxia Messier 87 se mantuvo constante entre 2017 y 2018, pero la región más brillante de su anillo se desplazó unos 30 grados en sentido antihorario hasta situarse en la posición de las 5 en punto. Así lo revela un estudio internacional en el que participa el Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC.
Tras más de dos décadas de observación de la galaxia M87 con una red mundial de radiotelescopios, se ha detectado un chorro de plasma que oscila arriba y abajo, con unos 10 grados de amplitud, conectado a su agujero negro central. Esto confirma que está girando.
El estallido GRB 221009A, unas 70 veces más luminoso que cualquier otro detectado, probablemente se originó a partir de un jet o chorro propulsado por un agujero negro girando a gran velocidad, según un estudio internacional. Observar un fenómeno como este solo es posible una vez cada mil años.
Un equipo internacional de astrónomos ha observado por primera vez, en una misma imagen, la sombra del agujero negro del centro de la galaxia Messier 87 y su potente jet de materia. El hallazgo ayuda a comprender mejor cómo los agujeros negros son capaces de lanzar chorros tan energéticos.
Gracias al excepcional brillo del fenómeno, telescopios terrestres han tenido la suerte de observar en distintas longitudes de onda un raro evento de disrupción de marea (TDE), en el que un agujero negro supermasivo emite chorros de radiación mientras desgarra una estrella. La mayoría de los TDE se han observado en el universo cercano, pero este procedía de una galaxia situada a 12.400 millones de años luz.
Algunos de los objetos catalogados como agujeros negros podrían ser en realidad estrellas extremadamente compactas, según un estudio teórico encabezado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía. La clave está en un fenómeno que no considera la relatividad general: la polarización del vacío, que se comporta como si hubiera una nube adicional de materia en ciertas estrellas, haciéndolas mucho más densas de lo que se pensaba.