Agujero negro masivo LB-1 junto con su estrella compañera en primer plano. / Jingchuan Yu
Un nuevo proyecto llamado Galacticnucleus ha logrado estudiar la población estelar que rodea al agujero negro supermasivo del centro galáctico con un detalle sin precedentes. Hasta ahora, la influencia de la atmósfera terrestre ocasionaba imágenes demasiado borrosas que impedían diferenciar las estrellas cercanas más brillantes.
Un nuevo estudio, en el que ha participado el Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC, confirma la validez de la teoría de la relatividad, gracias al estudio durante 26 años de la órbita de una estrella que ha permitido calcular con detalle la gravedad en entornos extremos.
El 26 de abril de 2019 los detectores LIGO (EE UU) y Virgo (Italia) registraron la que podría ser la primera señal observada hasta ahora de ondas gravitacionales procedentes de la colisión de un agujero negro y una estrella de neutrones. Si se confirma, sería un acontecimiento largamente esperado por los astrofísicos.
La primera imagen de un agujero negro, captada en la vecina galaxia M87, ha sorprendido al mundo. La fotografía pronto estará en los libros de texto sobre astronomía y sus autores se han esforzado en hacer comprensible su épica hazaña en varias ruedas de prensa internacionales. Estas son las explicaciones que ofreció un panel de científicos desde la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científica en Madrid.
Las ecuaciones de Einstein predecían la existencia de los agujeros negros y ahora una imagen lo ha confirmado. Una red global de radiotelescopios, en la que participa el observatorio español IRAM desde Sierra Nevada, ha logrado fotografíar los límites de un agujero negro en el centro de Messier 87, una gigantesca galaxia masiva vecina.
Hasta ahora una tenue nube de gas caliente ha dificultado el estudio y la obtención de imágenes nítidas de SgrA*, el agujero negro supermasivo del centro de la Vía Láctea. Pero por primera vez un equipo internacional de astrónomos ha empleado el telescopio ALMA, en Chile, junto con otros radiotelescopios repartidos por la Tierra para ver a través de esa niebla y analizar la fuente de radio asociada a este oscuro objeto con una calidad sin precedentes.
El radiotelescopio canadiense CHIME ha detectado la segunda ráfaga de radio rápida y periódica encontrada hasta ahora en el universo. La mayoría de los astrónomos considera que estas misteriosas señales las producen fenómenos astrofísicos muy potentes a miles de millones de años luz de distancia, pero hay una minoría que no descarta una fuente tecnológica extraterrestre.
Pulso de rayos X cerca del horizonte de sucesos de un agujero negro