Los delegados de 193 países (a excepción de Bolivia que se queda al margen) rompieron en emocionados aplausos cuando la presidenta de la COP 16 dio el martillazo final.
La mañana ha transcurrido en silencio en Cancún (México). Cuando se pensaba que los países iban a trabajar desde primera hora de la mañana en un texto para llegar a un acuerdo a lo largo de la noche, el documento aún no aparece. Las próximas horas serán "vitales".
La gestión de los bosques es uno de los temas candentes en la Cumbre del Clima de Cancún. La capacidad de contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de su conservación es el ejemplo más claro de lo que se quiere conseguir en Cancún. Pero según Constance McDermott, investigadora en gestión de bosques en la Universidad de Oxford (Reino Unido), entran en juego muchas cuestiones para que REDD tenga éxito. Sin la cuestión social resuelta, el tema de la financiación cae en saco roto.
La Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación forestal (REDD) es uno de los puntos fuertes de la negociación en la Cumbre del Clima de Cancún (México). A pesar de los notables avances, las comunidades indígenas, las más afectadas por la degradación y la tala de los bosques, y las emisiones de CO2, mantienen, paradójicamente, su oposición.
Un poco más de 24 horas es lo que queda para que 194 países se pongan de acuerdo en la lucha contra el cambio climático. Tras un año de reuniones y toma de decisiones llega el momento que todos esperaban. Pero la incertidumbre es aún el alma de la cumbre. Sin la mayoría de los jefes de Estado presentes en la cumbre, los países toman “tímidamente” posición, y se enfrentan a un posible fracaso, o al éxito.
Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), antes de partir hacia Bruselas (Bélgica) desde Cancún.
El plenario del Moon Palace en Cancún ha permanecido vacio toda la mañana mientras los grupos de trabajo finalizaban el borrador del texto.
Constance McDermott, investigadora en la Universidad de Oxford
Un nuevo estudio, presentado en la Cumbre del Clima en Cancún, ofrece una metodología, ya aplicada a las costas españolas, para determinar el riesgo en función de la peligrosidad, la exposición y la vulnerabilidad asociados al cambio climático de las costas de América Latina y el Caribe. Las playas brasileñas, argentinas y casi todas las caribeñas son las que sufrirán el retroceso más “importante” en los próximos años.