De un día para otro hemos dejado de usar el coche, viajar, hacer turismo y consumir de forma masiva para luchar contra la propagación del SARS-CoV-2. Según los expertos, las acciones para frenar la emergencia climática supondrían sacrificios menos drásticos si se actúa ahora.
No han superado una, sino dos extinciones en masa hace 66 y 34 millones de años. Las especies de cocodrilos, protagonistas del #Cienciaalobestia, mantienen en la actualidad esa resistencia a las adversidades ambientales como el cambio climático porque seleccionan los lugares de anidación con cuidado.
La tolerancia a temperaturas altas fue clave en la conquista de la tierra por las plantas, y en este proceso las hormonas de la familia de las oxilipinas desempeñaron un papel esencial. Ahora, un estudio evolutivo muestra que estas hormonas podrían permitirles adaptarse al cambio climático.
Los ecosistemas de arena ocupan más de un tercio de todas las costas y su valor no es solo turístico, también ambiental. Con las tendencias climáticas actuales lo más probable es que el 50 % de las playas de todo el mundo desaparezca bajo el agua antes de que finalice el siglo.
Los ambientes extremos de los ecosistemas terrestres limitan la supervivencia, crecimiento y reproducción de las plantas. Un equipo de científicos españoles desvela ahora nuevas funciones de los factores reguladores tanto en el tiempo de floración como en la tolerancia de distintos tipos de estrés.
Los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes y afectarán a los sistemas de suministros de energía provocando apagones, según un nuevo método que ha medido por primera vez el impacto de la crisis climática en el potencial y la demanda de energía verde. El cambio climático podría retrasar la transición hacia estas energías.
Un estudio, liderado por españoles, muestra que el incremento de la aridez puede alterar la capacidad para albergar vida y limitar la provisión de servicios ecosistémicos fundamentales a más de 2.000 millones de personas residentes en estos entornos.
Un nuevo modelo ha logrado predecir el riesgo de extinción de estos insectos por el cambio climático y revela que en muchas zonas, como la península ibérica, ya han sobrepasado el umbral de tolerancia al aumento de temperaturas.
Un equipo de científicos del CSIC confirma la alta concentración de CO2 de origen humano en masas de agua intercambiadas en el estrecho de Gibraltar. El estudio revela que el océano Atlántico es muy vulnerable a la acidificación y que algunas masas de agua del Mediterráneo acumulan altos niveles de dióxido de carbono.
La crisis climática afectará en más del 50 % a los cultivos vinícolas incluso si se consigue limitar el aumento de temperaturas a 2 ºC. Sus efectos serán peores con escenarios más cálidos. Pero las consecuencias pueden ser parcialmente reversibles y las pérdidas agrícolas reducirse si se apuesta por la sustitución de variedades de uvas en los cultivos.