Cuando estudiar matemáticas se asociaba con la docencia, era un título dominado por las mujeres. La situación dio un giro en 2012, coincidiendo con una mayor demanda para puestos tecnológicos y empresariales. Las expertas achacan el aumento del prestigio de la profesión a esta caída entre las jóvenes, algo preocupante ya que refuerza los estereotipos de género.