Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias, en colaboración con entidades como la NASA, han detectado el planeta más joven jamás hallado. Se trata de un gigante que gira alrededor de una estrella de “tan solo” tres millones de años. Los resultados los publica esta semana la revista Nature.
El microcuásar SS 433 emite un chorro de materia que se hace invisible durante unos 80 años luz, pero en ese punto alguna discontinuidad en el medio produce un choque que dispara sus electrones a altas energías, con potentes destellos. Los ha estudiado una astrofísica española y otros científicos de la colaboración internacional HESS, con datos del observatorio que operan en Namibia.
Un 'error' sistemático entre dos técnicas de datación de la edad de las estrellas podría no ser algo de verdad incorrecto. Estas dos mediciones podrían incluso ofrecer una nueva ventana para conocer el desarrollo temprano de las estrellas más jóvenes.
El estallido de rayos gamma GRB 221009A, procedente de una supernova a casi 2.000 millones de años luz, dejó su huella en la ionosfera superior de nuestro planeta, según un nuevo estudio europeo. Conocer mejor los efectos de este tipo de fenómenos puede proporcionar información sobre las extinciones masivas en la historia de la Tierra.
Astrónomas de EE UU han analizado la órbita de los exoplanetas que se mueven en torno a las enanas M, las estrellas más frecuentes de la Vía Láctea. Dos tercios de estos mundos están abrasados por las llamadas fuerzas de marea, pero el resto podrían retener agua líquida, lo que supone millones de objetivos donde buscar vida fuera del sistema solar.
La evolución en los destellos de una estrella moribunda ha permitido a los astrónomos captar cómo se expande y engulle a uno de sus planetas. La Tierra correrá la misma suerte dentro de 5.000 millones de años.
Un equipo de astrónomos y astrónomas ha observado agua en estado gaseoso, con una firma química que explica su largo viaje, en el disco de formación planetaria de la estrella V883 Orionis. El descubrimiento sugiere que el agua de la Tierra podría ser más antigua que el propio Sol.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) lideró una campaña de observación con el telescopio espacial James Webb para captar las sombras de la luz estelar producidas por los finos anillos de este planeta menor. Observaciones posteriores han revelado que el hielo de agua cristalina domina el espectro de este objeto y sus anillos.
Con la ayuda del espectrógrafo ESPRESSO desde Chile, un equipo internacional de astrónomos ha confirmado el origen primigenio de la estrella SMSS1605-1443, formada hace 10.000 millones de años en nuestra galaxia. Se trata de una estrella doble, algo que se pensaba muy improbable en estrellas tan primitivas.
Gracias al excepcional brillo del fenómeno, telescopios terrestres han tenido la suerte de observar en distintas longitudes de onda un raro evento de disrupción de marea (TDE), en el que un agujero negro supermasivo emite chorros de radiación mientras desgarra una estrella. La mayoría de los TDE se han observado en el universo cercano, pero este procedía de una galaxia situada a 12.400 millones de años luz.