Cuando los agujeros negros chocan entre sí, provocan un fenómeno tan violento que su eco es capaz de llegarnos miles de millones de años después a través de ondas gravitacionales. El análisis de estas señales nos permite saber cómo nacieron estos gigantes del cosmos. Dos premios Nobel de Física de este año avanzan a Sinc lo que llegaremos a conocer sobre estos misteriosos cuerpos en los próximos años.
Este lunes se ha hecho público un anuncio científico espectacular: la primera detección de ondas gravitacionales y radiación procedentes de la colisión de dos estrellas de neutrones. Investigadores españoles forman parte de la colaboración científica LIGO-Virgo que ha liderado el descubrimiento, así como de algunos de los cerca de 70 observatorios espaciales y terrestres que han participado en este hito.
En agosto de 2017, los detectores LIGO-Virgo registraron unas ondas gravitacionales muy diferentes a las que los científicos estaban acostumbrados: iban acompañadas por luz. Apoyados por más de setenta observatorios terrestres y espaciales, los investigadores acaban de revelar que las señales procedían de la fusión de dos estrellas de neutrones, la primera detectada en la historia.
La Real Academia Sueca de las Ciencias ha anunciado hoy que el Premio Nobel de Física de este año ha recaído en los estadounidenses Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne "por sus contribuciones decisivas al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales". Estas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo, predichas por Einstein en su teoría de la relatividad, abren una nueva vía para investigar el universo.
La colaboración entre el observatorio estadounidense LIGO y el europeo Virgo ha hecho posible la detección de una onda gravitacional, una distorsión del espacio-tiempo, por cuarta vez. La observación se produjo el pasado 14 de agosto y se relaciona con los momentos finales de la fusión de dos agujeros negros con masas alrededor de 31 y 25 veces la del Sol, a unos 1.800 millones de años luz de distancia.
Los físicos estadounidenses Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish que impulsaron la creación del observatorio LIGO, donde por primera vez se detectaron ondas gravitacionales, junto a la propia colaboración científica que logró el descubrimiento, han sido galardonados este año con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. El jurado encargado de su concesión lo ha anunciado hoy en Oviedo.
La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha otorgado el Premio Abel 2017, considerado el ‘nobel’ de las matemáticas, al francés Yves Meyer “por su papel clave en el desarrollo de la teoría matemática de las ondículas”. El análisis de estas pequeñas oscilaciones se aplica para procesar señales en campos tan dispares como el cine digital, las imágenes biomédicas y la detección de ondas gravitacionales, como las que ha descubierto recientemente el experimento LIGO.