Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han participado en un estudio que concluye que la plaga de topillos que asoló Castilla y León durante 2006 y 2007 desapareció de forma natural y no por los tratamientos con rodenticida llevados a cabo. Además, los científicos señalan que los venenos aplicados afectaron a otras especies y que su impacto sobre la biodiversidad, aunque sin evaluar aún en profundidad, ha podido ser “importante”.