Un equipo científico ha analizado la diversidad morfológica y molecular de los meloidos gigantes del género Berberomeloe, lo que los ha llevado al hallazgo de seis nuevas especies. El descubrimiento se ha logrado gracias al uso de datos morfológicos y muestras de ADN obtenidas de 191 aceiteras de la península ibérica y Marruecos.
Un equipo de investigación, liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales ha estudiado el veneno de las aceiteras, escarabajos de la familia Meloidae capaces de sintetizar cantaridina, un veneno muy tóxico. La pérdida de rayas rojas es un proceso evolutivamente reciente que no va acompañado de una reducción de la toxicidad.
El uso medicinal de las aceiteras, coleópteros del género Berberomeloe, permitió su integración en la cultura de los primeros pueblos de la península ibérica, según un estudio de investigadores del CSIC. Aunque estos insectos, cuya utilidad todavía se recuerda en las zonas rurales, ya estaban en este territorio desde mucho antes.