Un equipo de investigación británico ha demostrado que este aditivo alimentario, consumido en altas dosis, reduce la eficacia de respuesta en las células T, que ayudan al cuerpo a protegerse de infecciones y combatir el cáncer. Los resultados de este estudio no indican efectos nocivos de este endulzante en humanos.
Un estudio en ratas revela cómo la fructosa influye en la producción de sulfuro de hidrógeno, una molécula que ejerce como agente protector contra diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico. Por ello, los autores recomiendan disminuir el consumo de alimentos procesados, bollería industrial y refrescos ricos en fructosa.
Alimentarse de forma restringida en el tiempo –un fenómeno conocido como ayuno intermitente– posee ciertos beneficios para las personas con síndrome metabólico, un grupo de trastornos que aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2. Eso sí, se necesitan estudios más grandes antes de que llegue a las consultas.
Un nuevo estudio en casi medio millón de personas de 10 países europeos pone el cerco al consumo de bebidas azucaradas o endulzadas artificialmente. Los resultados revelan que beber dos o más vasos al día de estos refrescos se relaciona con un mayor riesgo de muerte por todas las causas.
Un nuevo estudio sobre la grasa parda señala que este lípido ayuda a eliminar los aminoácidos ramificados básicos y esenciales, unas moléculas orgánicas que en grandes cantidades pueden provocar diabetes tipo 2 u obesidad. Esta investigación abre la puerta al estudio de nuevos medicamentos contra estas enfermedades.
Investigadores españoles han confirmado en ratones que una vida saludable reduce la propensión a ingerir alimentos excesivamente dulces o drogas, en grandes cantidades y en un corto período de tiempo. El estudio apunta que impedir estos trastornos por atracón previene futuras adicciones y recomienda fomentar el juego, la interacción social y el ejercicio físico desde la infancia.
En plena guerra contra el azúcar, investigadores españoles han examinado los principales grupos de alimentos que contribuyen a su consumo, como refrescos, yogures, chocolates, helados, cereales y mermeladas.
Un reciente trabajo, coordinado por la Universidad Autónoma de Madrid, ha demostrado que los adultos mayores con un alto consumo de azúcares añadidos en su dieta tienen más riesgo de desarrollar fragilidad, que se traduce en un mayor número de caídas, más discapacidad, institucionalización y muerte prematura. Los resultados se basan en una muestra representativa de casi 2.000 personas de más de 60 años.
Un azúcar denominado Neu5Gc, presente en las carnes rojas, algunos pescados y productos lácteos, está relacionado con la aparición de tumores espontáneos en humanos. Investigadores de la Universidad de Nevada, Reno (EE UU), liderados por el español David Álvarez Ponce, han analizado la historia evolutiva del gen CMAH –quepermite la síntesis de este azúcar– y revelan qué grupos de animales han perdido el gen y por lo tanto son más apropiados para el consumo humano y para trasplantes de órganos.
Investigadores de las Universidades de Huelva y Cádiz y el Hospital Puerta del Mar han probado in vivo el efecto conjunto de la cafína y el azúcar de los refrescos para analizar las consecuencias de su ingesta en el organismo. El consumo de una única lata de 330 mililitros produce cambios en el metabolismo de algunos lípidos como los ácidos biliares.