Para detectar restos de explosivos y drogas en la ropa o las pertenencias de un sospechoso la policía utiliza un espectrómetro de movilidad iónica. Ahora investigadores de la Universidad de Córdoba han comprobado que este sensor se puede aplicar para otra función: captar gases potencialmente cancerígenos, como el benceno o el tolueno, en gasolineras, plantas termosolares y otros centros de trabajo donde se convive con este tipo de sustancias nocivas.
Una tesis doctoral de la Universidad de Navarra ha analizado la contaminación atmosférica en Navarra en cuatro ambientes: dos exteriores (la Ribera de Navarra y Pamplona) y dos interiores en bares y autobuses urbanos. Los datos confirman que la concentración de contaminantes en locales es 20 veces superior a la del exterior.