Gracias a los más de 11.200 avistamientos de cetáceos realizados en diez años, investigadores españoles y portugueses han podido identificar al detalle la presencia de las orcas en el golfo de Cádiz, el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Según los modelos generados, estos cetáceos están ligados a la distribución de su principal presa –el atún rojo– por lo que su presencia en aguas españolas, portuguesas y marroquís queda más limitada de lo que se pensaba.
Durante los avistamientos de este verano, y gracias a la colaboración de las empresas de avistar cetáceos del Algarve y al proyecto CETIDMED, un equipo de científicos del grupo de Conservación, Información y Estudio sobre cetáceos (CIRCE) ha podido confirmar que las orcas del sur de Portugal y las que habitualmente se ven en el Estrecho de Gibraltar pertenecen a los mismos grupos sociales.
Amanita ha sido visto en repetidas ocasiones desde 1998 hasta nuestros días, siendo uno de los más conocidos de los 70 individuos diferentes que se han conseguido identificar. / CIRCE.
Una investigación liderada por la Universidad de Extremadura ha estudiado las diferentes estrategias de los cetáceos para evitar a sus depredadores. Según sus resultados, una estas tácticas consiste en mantener bajo el efecto Doppler –cambio de frecuencia de onda que ocurre cuando un animal se mueve y emite sonido al mismo tiempo– de sus emisiones acústicas para impedir que las orcas localicen su posición exacta. Este efecto puede ser utilizado también para impedir las colisiones de las orcas con los barcos.
En el Centro de investigación AtlantTIC de la Universidad de Vigo, los investigadores Pablo Peso y Antonio Cardenal, del Grupo de Tecnologías Multimedia, han desarrollado un software que permite detectar el sonido de grabaciones realizadas a cetáceos de forma automática.
En 2003, un estudio liderado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria relacionaba el uso de sónares militares antisubmarinos con la muerte de zifios. A raíz de estas investigaciones, el Gobierno español estableció en 2004 una moratoria que ha dado resultado. Casi un decenio más tarde, los investigadores certifican ahora en Nature la ausencia de varamientos masivos en Canarias.
Ejemplar de delfín mular en el Golfo de Cádiz. / CIRCE.
Cada año cientos de cetáceos, grandes y pequeños, quedan varados en las costas españolas, sobre todo entre los meses de febrero y junio, momento de las migraciones. La mayoría de las veces quedan en el olvido, salvo para los científicos. A cada mamífero encontrado muerto se le practica una necropsia. El análisis no solo determina la causa de la muerte, también ayuda a evaluar la salud de los océanos.
Un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran investigadores de la UNED, ha hallado pequeños crustáceos en la Cueva de Nerja (Málaga), datados entre hace 14.500 y 13.500 años. Estos seres, denominados balanos, habitan en la piel de las ballenas por lo que los científicos deducen que se trata de la prueba más antigua del consumo de cetáceos en la Prehistoria europea.
Un equipo internacional de científicos ha observado el comportamiento de varios grupos de cetáceos de la especie Globicephala melas –conocidos como calderones comunes o ballenas piloto de aleta larga– en el Estrecho de Gibraltar y Cabo Bretón (Canadá). Sus resultados indican que estas ballenas nadan de forma sincronizada cuando reconocen una amenaza externa.