Cada mes llegan a la superficie de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico miles de toneladas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, contaminantes procedentes del uso de combustibles fósiles, de incendios y de vertidos de petróleo. Así se desprende de las mediciones y experimentos realizados durante la expedición Malaspina. Estas concentraciones podrían afectar a largo plazo a los seres vivos oceánicos y la toxicidad podría generar alteraciones en la formación de aerosoles en la atmósfera marina.
La Antártida ya ha empezado a derretirse y las consecuencias del deshielo de todo el continente podrían ser catastróficas. Un estudio demuestra por primera vez que si se mantiene el ritmo actual de emisiones de CO2 y se agota la reserva de combustibles fósiles estimada en 10 billones de toneladas, en los próximos milenios el nivel del mar podría aumentar en unos 60 metros haciendo desaparecer varias islas así como todo el estado de Florida en EEUU.
Un artículo publicado en Nature, con participación española, alerta del posible cambio irreversible del estado planetario actual por causas de origen humano. Los dos problemas principales son el consumo de combustibles fósiles y la alta tasa de crecimiento de la población mundial.
David Serrano Granados es catedrático de Ingeniería Química de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y Director del Instituto IMDEA Energía. Participa en UNICIENCIA para debatir sobre la energía del futuro.