El plan de acción que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid en diciembre de 2016 por alta contaminación de dióxido de nitrógeno, que incluyó restricciones de tráfico y velocidad, evitó que los niveles de este contaminante aumentasen hasta un 15% en el centro de la ciudad, aunque apenas se notó e incluso se incrementaron ligeramente en las afueras. Así lo revela el estudio realizado por científicos de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros de investigación del proyecto Tecnaire-CM.
Multitud de árboles son talados cerca de los ríos por los castores, protagonistas de #Cienciaalobestia. Estos roedores fabrican con los troncos de madera diques que retienen la corriente de agua. Estas estructuras no solo les sirven de hogar, sino que también ayudan a filtrar los contaminantes procedentes de la tierra y a retener la erosión del suelo, según un nuevo estudio.
Las técnicas de conducción eficientes reducen las emisiones de CO2 del orden de un 21% en los vehículos diésel y en un 17% en los de gasolina, aunque el tiempo de viaje aumenta alrededor de un 7,5%. Así lo refleja un estudio llevado a cabo en la ciudad de Cáceres.
La práctica del feeding–dar alimentos a los animales salvajes para atraerlos– está alterando el comportamiento y los hábitos alimentarios de la tortuga verde en Canarias. Así se desprende de un estudio publicado en la revista Science of the Total Environmentpor un equipo en el que participa Lluís Cardona, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio).
Los humanos han alterado tan profundamente la Tierra que la época geológica actual debería llamarse Antropoceno, según algunos científicos, aunque llevan décadas debatiendo sobre cuándo empezó. Un análisis de contaminantes en sedimentos de dos lagos suizos sugiere una fecha aproximada: 1950.
Sartenes, cajas de pizza, ropa y textiles son algunos de los productos que contienen compuestos alquilperfluorados, empleados por su resistencia y estabilidad química. Su exposición a través del aire, el polvo doméstico, el agua potable e incluso la alimentación los convierte en un serio riesgo para la salud humana. Ahora un grupo de científicos presenta el primer mapa de exposición a estas sustancias de la población española.
La creciente presencia de fármacos en las aguas residuales supone un riesgo para la salud y el medio ambiente. Ahora investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han diseñado un sistema, basado en la descomposición de peróxido de hidrógeno en presencia de catalizadores de hierro magnéticos, que permite degradar estos contaminantes de forma efectiva, económica y ecológica.
En la Antártida, los pingüinos actúan como bioacumuladores y biotransportadores de elementos químicos contaminantes desde los ecosistemas marinos a los terrestres. Altas concentraciones de metales pesados en suelo antártico ponen en riesgo la salud ambiental del entorno. La actividad humana parece tener su parte de responsabilidad. Así lo describen investigadores del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia en un artículo publicado en la revista PLoS ONE.
Investigadores de la Universidad Pública de Navarra han desarrollado un gel o material híbrido, formado por componentes orgánicos e inorgánicos, que presenta la ventaja de ser muy poroso. Esta característica permite su uso en la detección de contaminantes orgánicos atmosféricos, como el benceno, el tolueno y el xileno.
Sustancias de origen humano y otros componentes químicos como retardantes de llama están cada vez más presentes en la Antártida al llegar a través del vertido de aguas residuales, la incineración de residuos y la generación dispersa de estos restos. Dos estudios analizan la presencia de estos contaminantes en aguas antárticas y advierten de las posibles consecuencias medioambientales.