Las Hoyas tiene tras de sí una historia de película. En ese yacimiento conquense se halló el tiburón más pequeño del mundo, le dieron nombre a Pepito, el dinosaurio jorobado; se conservan desde larvas hasta peces de hace 125 millones de años y un sinfín de especies únicas que lo convierten en un laboratorio excepcional de la vida en la Tierra.
Hace unos 66 millones de años un dinosaurio se apoyó en el suelo y dejó marcadas las escamas de su piel en los lodos de la ribera de un río, ahora convertidos en roca sedimentaria en el yacimiento de Vallcebre en Barcelona. El hallazgo de esta impresión fósil, que data del Cretácico Superior, es único en Europa.
El nuevo pterosaurio era diminuto, tan alto como un gato moderno.
La Universidad de Zaragoza en colaboración con el Museo de Salas de los Infantes de Burgos ha descrito los restos de un nuevo y diminuto dinosaurio ornitópodo del Barremiense superior (125 millones de años) de Burgos. Además, han reconocido un nuevo grupo llamado Rhabdodontomorpha, de los cuales se conocían representantes en el Cretácico Superior, pero no en el Cretácico Inferior, intervalo temporal que se le consideraba como un linaje fantasma.
Están por todas partes y, sin embargo, los dinosaurios no nos dan miedo. Hace años que se sabe que no se extinguieron del todo, ya que las aves son un grupo de terópodos que sobrevivió a la crisis de hace 66 millones de años. La nueva producción de Pixar, que se estrena esta semana, imagina cómo habría sido el mundo si los dinosaurios –no aviarios– siguieran poblando la Tierra. Paleontólogos españoles reflexionan sobre esa hipótesis de ciencia ficción.
Reconstrucción del aspecto en vida de Lohuecosuchus megadontos. / Javi Godoy
El nuevo cocodrilo descubierto en el yacimiento conquense de Lo Hueco tiene unos dientes desproporcionadamente grandes, los mayores que se conocen en grupos cercanos de estos reptiles. Esta nueva especie extinta del Cretácico constituye el pariente más cercano del grupo formado por todos los cocodrilos actuales.
Los restos de un mamífero de hace 125 millones de años, encontrados en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), han revelado las primeras pruebas evolutivas del pelaje en mamíferos. Esta imagen es una reconstrucción del mamífero Spinolestes, que, al igual que los modernos erizos, tiene una piel espinosa en su espalda como dispositivo de protección. / Óscar Sanisidro
El yacimiento de Las Hoyas, en Cuenca, es un tesoro de fósiles exquisitamente conservados, que revelan cómo eran las plantas y los animales de hace 125 millones de años. Dos nuevos trabajos describen un ala fósil con detalles inéditos de piel y tejidos blandos. Los científicos han descubierto cómo fue posible un proceso de preservación tan fino e infrecuente.
Durante las últimas décadas, España ha disfrutado de un auténtico boom paleontológico, un fenómeno que ha captado la atención de expertos y aficionados, y ha permitido hallar nuevas especies de dinosaurios desconocidos en el territorio nacional. Para acercarse un poco más a este mundo, cualquier turista puede recorrer los museos y parques temáticos que se distribuyen por toda la Península, una ruta solo comparable con las zonas más 'dinomaníacas' del planeta.