Un grupo de investigadores australianos propone utilizar la capacidad de las herramientas de gestión oceánica existentes para trasladarlas a una configuración de pronósticos para los ecosistemas. Aseguran que la anticipación de las condiciones de la naturaleza ante fenómenos climáticos extremos puede ayudar a tomar decisiones proactivas.
La ventana para no superar los 1,5 °C se está cerrando a un ritmo acelerado. Sin embargo, es fundamental reducir al máximo la magnitud y el tiempo en que estemos por encima de esa cifra. Un informe presentado hoy durante la COP28 de Dubái, en el que participa Marcos Fernández del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, apunta una decena de mensajes urgentes para la hoja de ruta que marcará esta cumbre.
En su discurso de apertura de la cumbre de líderes de la COP28, que se celebra en Dubái, António Guterres ha asegurado que, para evitar el colapso planetario, los gobiernos deben acordar la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles. A los dirigentes de las empresas petroleras les ha pedido que no sigan apostando por un modelo de "negocio obsoleto".
Un informe publicado en The Lancet revela que la inacción frente al cambio climático acarreará, cada vez más, la pérdida de vidas humanas. Sus autores denuncian la “negligencia” de los gobiernos, las empresas y los bancos que siguen invirtiendo en combustibles fósiles.
Esta oceanógrafa que ha caminado por el lecho marino y ayudado a construir sus propios sumergibles aboga por cambiar nuestra mirada hacia los peces, tener empatía y comprender que cada uno es una criatura diferente, con una personalidad propia. Solo si dedicamos tiempo a observar y estudiar las especies acuáticas, podremos proteger los ecosistemas oceánicos y, en consecuencia, nuestra propia vida en la Tierra.
La pregunta ya no es si va a subir el nivel global del mar, sino en cuánto tiempo lo hará. Un estudio de modelización publicado en la revista Nature Climate Change, sugiere que el rápido calentamiento de los océanos en la región occidental de la Antártida resultaría ineludible, y los esfuerzos de reducción de emisiones solamente pueden prevenir los peores pronósticos.
Estos ecosistemas costeros están en riesgo por el calentamiento global. Su función es esencial para sistemas insulares, ya que reducen la energía de las olas, protegen las costas y proporcionan hábitats a distintas especies.
Los picos de mortalidad durante las olas de calor son cada vez más frecuentes y acabarán siendo habituales en el futuro. Así lo revela un análisis probabilístico realizado por investigadores europeos, con datos de ciudades como París y Barcelona.
Los ecosistemas de agua dulce representan cerca de la mitad de las emisiones globales de metano. Un estudio, en el que participa el Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, concluye que la cantidad de metano que sale de los ríos depende poco de la temperatura del agua y mucho, de las características del entorno. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature.