La misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de presentar sus últimos datos, ofreciendo información nueva y mejorada de casi 2.000 millones de estrellas de la Vía Láctea. Los resultados también permiten describir con mayor precisión insólitos ‘terremotos estelares’, la composición química o ‘ADN’ estelar o los movimientos de estos astros, además del crecimiento con material de galaxias vecinas.
Investigadores del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) han descubierto que miles de objetos astronómicos detectados en placas fotográficas de los años 50 no aparecen en observaciones recientes. Defectos en las antiguas imágenes, disminución del brillo en algunas estrellas, cambios de posición o procesos astrofísicos desconocidos son algunas posibles explicaciones. Se descartan otras opciones, como una ocultación por parte de avanzadas civilizaciones extraterrestres.
Las enanas blancas, estrellas muertas remanentes, pueden volver a la vida en forma de gran explosión termonuclear y de rayos X, apareciendo luego, durante tan solo unas horas, una ‘nueva’ estrella en el cielo: una nova. El observatorio alemán de rayos X eROSITA ha podido observar por primera vez el inicio del fenómeno.
Al igual que una araña hembra devora al macho tras el apareamiento, los vientos de un nuevo pulsar están vaporizando a una estrella compañera, mientras se orbitan mutuamente cada 62 minutos. Además, una tercera estrella gira alrededor de este extraño sistema, que se puede haber originado cerca del centro de nuestra galaxia. Investigadores del MIT y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han participado en el descubrimiento.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y otros centros internacionales han descubierto que alrededor de la estrella TOI-500 gira un planeta análogo de la Tierra, en tan solo 13 horas, y otros tres de baja masa. La configuración orbital del sistema no parece ajustarse a un escenario de migración violento, como se suele pensar, sino suave.
Revisando datos del telescopio espacial Hubble, un equipo de astrónomos ha descubierto un objeto único en el lejano universo primigenio. Se trata de un ‘eslabón perdido’ entre las galaxias formadoras de estrellas y objetos cuasiestelares muy luminosos, un precursor de los primeros agujeros negros supermasivos.
Un equipo de astrónomos ha encontrado un objeto rojizo, bautizado como HD1, a 13.500 millones de años luz. ¿Es una galaxia con estrellas primordiales nunca vistas o el agujero negro supermasivo más cercano al Big Bang? El telescopio espacial Webb podría tener la respuesta.
La estrella Eärendel, bautizada así por un poema de Tolkien, existió cuando el universo era joven, pero desapareció tras una gran explosión. Sin embargo, su luz ha viajado 12.900 millones de años hasta ser detectada ahora en la Tierra. El descubrimiento supera el anterior récord de distancia que tenía Ícaro, otra estrella observada también por el Hubble pero a 9.000 millones de años luz.
Este científico del Instituto de Astrofísica de Andalucía perdió la vista cuando preparaba su tesis doctoral. Aquello le cambió la vida, pero no le ha impedido continuar su carrera investigadora y trabajar por una astronomía más accesible e inclusiva.