El descubrimiento de marcas de cortes en fósiles de un gliptodonte en Argentina proporciona evidencia de que los humanos habrían llegado a Sudamérica mucho antes de lo que se pensaba. Se trata de un género extinto de grandes mamíferos acorazados emparentado con los armadillos actuales.
Un estudio internacional ha hallado la forma de ensamblar genomas de especies extinguidas a partir de estas estructuras compuestas por proteínas y ADN. Han sido descubiertas en la piel de un mamífero que murió hace 52.000 años y abren nuevas posibilidades para la biología y la paleogenética.
Como si se tratase de Pompeya, en Marruecos han aparecido restos de este animal del Cámbrico excepcionalmente conservados al quedar atrapados tras la erupción de un volcán submarino. Gracias a este hallazgo conocemos más sobre cómo era su sistema digestivo o sus apéndices.
En los terrenos de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid se encuentra un yacimiento paleontológico del Mioceno, con restos animales de hace 14 millones de años. Es uno de los escenarios del Geolodía 2024, la gran fiesta de la divulgación geológica que se celebra este fin de semana en todas las provincias españolas.
Una nueva especie de este grupo extinto de pez lagarto, descubierta por dos aficionados a la paleontología y analizado por científicos europeos, pudo llegar a medir más de 25 metros de largo. Su reinado no duró mucho: se cree que se extinguieron durante el evento de extinción masiva del Triásico tardío.
Gracias a ‘corredores azules’ fluviales estas poblaciones pudieron migrar hace menos de 100.000 años durante un período especialmente árido, después de la explosión de este supervolcán en Indonesia. Así lo indica una investigación que ha analizado restos de piedra y animales hallados en Etiopía.
Una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias ha analizado el cambio en la dieta de los herbívoros a partir de esmalte dental de mamíferos fósiles. Por primera vez se evalúa la dieta de dos especies de carnívoros extintos de Sudamérica, determinando la relevancia de su diferencia de tamaño.
Gracias a tomógrafos cada vez más potentes, la paleoneurología está transformando nuestra comprensión de estos animales extintos. Investigaciones sobre el cerebro, el sistema nervioso y otros tejidos blandos que dejaron marcas en el cráneo de estas criaturas nos revelan sus capacidades cognitivas, así como también sus limitaciones.
En el mundo están registradas unas pocas decenas de yacimientos de icnitas —huellas en sedimentos o rocas— que demuestran la capacidad nadadora de estos animales. En este caso se trata de restos que se corresponden probablemente a espinosáuridos al intentar superar masas de agua.
Científicos españoles e italianos acaban de presentar los restos más antiguos conocidos de esta primera forma de homínido de trazos plenamente humanos. Se trata del fragmento de una mandíbula infantil, hallado en el frío altiplano etíope, lo que explicaría la adaptación del Homo erectus a esas condiciones climáticas antes de dar el salto fuera de África.