“La humanidad es la especie más estúpida: es la única donde los machos matan a sus hembras”, dijo Françoise Heritier. Esta semana ha muerto la etnóloga francesa, que probó que la violencia de género no responde a ninguna ferocidad natural, sino a un exceso de cultura patriarcal.
El mero hecho de que en una investigación biomédica participen mujeres hace más probable que el trabajo contemple un análisis de sexo y de género como factores que afectan a la salud, lo cual mejora la calidad de la ciencia. Lo han probado investigadores de las universidades de Stanford (EEUU) y Aarhus (Dinamarca) después de analizar más de un millón y medio de artículos científicos. “Investigar de manera errónea cuesta vidas y dinero”, advierte una de las autoras.
Tanto en la literatura como en el cine, el feminismo ha encontrado en la ciencia ficción un espacio perfecto donde superar los roles clásicos y crear personajes femeninos complejos: mujeres activas y conscientes, heroínas que cambian el mundo y son imperfectas. El subgénero se ha enriquecido desde que ellas también son sus creadoras, consumidoras y protagonistas.
Dejar de ver a las mujeres y otros colectivos desfavorecidos como simples víctimas y favorecer su incorporación en la toma de decisiones sobre la gestión de recursos naturales es fundamental para enfrentarse de manera más eficaz a las crisis ecológicas. Una colección de estudios en la que participa el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales aborda cuestiones de cambio ambiental global desde una perspectiva feminista y multidisciplinar.
Suw Charman-Anderson es una de las mayores expertas en redes sociales en Reino Unido. Cansada de asistir a conferencias en las que no había ninguna mujer, decidió instaurar hace siete años el Día de Ada Lovelace para celebrar los logros femeninos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Charman-Anderson critica la cultura hipermasculina impuesta en entornos tecnológicos, con jornadas eternas de trabajo y un trato sexista, lo cual hace que ellas pierdan interés por este sector.
Eres investigadora y te han dado una estancia de unos meses en una universidad extranjera de prestigio pero tienes hijos pequeños, ¿qué haces con ellos? A este tipo de preguntas y a otras mucho más complejas se enfrentan todos los días mujeres que han optado por compatibilizar familia y carrera investigadora. Su presencia en las universidades es cada vez mayor, sin embargo, el crecimiento no ha sido exponencial en todas las áreas científicas, ni en todos los niveles del escalafón académico. Esta falta de progresión tiene sus porqués.
De cada seis nombres que aparecen en los medios de Estados Unidos, cinco son masculinos. Al analizar las noticias de cientos de cabeceras con técnicas de big data, sociólogas norteamericanas han revelado este desequilibrio informativo, que es más patente cuando se habla de políticos, directivos, portavoces y expertos. El techo de papel, reflejo del techo de cristal que impide a las féminas llegar a puestos de poder, invisibiliza a la mitad del mundo.
Es un referente mundial de la Antropología Social, y sus campos de investigación incluyen temas como Papúa Nueva Guinea, el feminismo, las tecnologías reproductivas o la propiedad intelectual. Marilyn Strathern ha sido nombrada doctora honoris causa por la UPV/EHU, en una ceremonia que ha tenido como anfitriona a Teresa del Valle.