La leishmaniasis afecta, en sus diferentes variedades, a más de 1,5 millones de personas cada año en 98 países. Mata en su forma visceral, y desfigura a los enfermos en la cutánea. Expertos como Jorge Alvar, jefe del programa de leishmaniasis de la organización Drugs for Neglected Diseases initiative (DNDi), han logrado disminuir los casos en el sudeste asiático, pero la guerra y las oleadas de refugiados en países africanos podrían provocar un repunte de esta enfermedad, de la que aún no existe vacuna en humanos.