Un nuevo estudio, liderado por investigadores del CSIC, identifica distintos grupos de bacterias que la madre transfiere a su hijo durante la gestación asociados a la dieta. La fibra, la proteína vegetal y los ácidos omega-3 ejercen un efecto significativo sobre el microbioma del bebé y contribuyen al desarrollo infantil en los primeros meses.
Investigadores españoles han demostrado que los niños con diabetes tipo 1 poseen una flora intestinal diferente a los niños sanos. El estudio, publicado en Diabetes Care, permite desarrollar nuevas estrategias para controlar el avance de esta enfermedad mediante la modificación de la microbiota del intestino.
Un equipo internacional dirigido por el IRB Barcelona ha generado un algoritmo de aprendizaje automático para predecir funciones genéticas desconocidas de los microbios. El sistema examina y compara el big data existente de metagenomas de microbiomas humanos y medioambientales. Este hallazgo ha permitido a los investigadores asignar cientos de funciones genéticas que estaban fuera del alcance de los métodos actuales de la genómica computacional.
Investigadores de la Universidad de Jaén han confirmado que compuestos derivados de los restos del cultivo del olivo y de la producción de aceite se podrían utilizar como complementos en la dieta. En concreto, para fabricar sustancias que mejoran la acción de las bacterias intestinales implicadas en la digestión.
Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas han demostrado por primera vez que la inmunoglobulina M, secretada por el intestino humano, desempeña un papel fundamental para mantener la diversidad de la flora intestinal mediante la inclusión y mantenimiento de microorganismos beneficiosos para nuestra salud. Estos resultados se publican en la revista Immunity.
Una investigación, en la que ha participado la Universidad de Córdoba, ha descrito cómo la posible alteración en la flora intestinal se relaciona directamente con el desarrollo de la esclerosis múltiple recurrente-remitente. Para ello, han utilizado dos biomarcadores indicadores de cambios en la microbiota, que han servido para trazar el proceso en el que la alteración en la barrera intestinal desencadena el proceso inflamatorio que afectará al sistema nervioso y provocará el daño neurológico.
Por primera vez, un equipo de científicos ha encontrado un vínculo entre las bacterias intestinales y la enfermedad de Parkinson. Su estudio en ratones señala al microbioma como una clave para el deterioro motor típico de este trastorno neurodegenerativo. Los autores advierten que los antibióticos o los trasplantes de microbios fecales aún están lejos de ser terapias viables para humanos.
Científicos del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, la universidad de esta ciudad y otras instituciones internacionales han utilizado el gusano Caenorhabditis elegans para investigar el efecto que la microbiota intestinal ejerce en el proceso de envejecimiento. El trabajo sugiere, a diferencia de lo que se cree, que el uso excesivo de antioxidantes podría causar el acortamiento de la vida.
Científicos de la Universidad de Almería, en colaboración con la Universidad italiana de Parma, han comprobado, por primera vez, en ratas, que el centeno integral incrementa tanto la cantidad de omega-3 en sangre y en hígado como las bacterias con efectos beneficiosos para la salud. Con este estudio, los expertos amplían la información sobre la influencia del centeno en el metabolismo y sus consecuencias para el organismo.
Dieta, medicación, sexo, edad y tiempo de tránsito en el intestino son las variables que más influyen en su flora, tal y como apunta uno de los mayores estudios realizados hasta el momento sobre estas poblaciones. Los hallazgos publicados en Science revelan asociaciones entre la composición de la flora intestinal y el consumo de cerveza o de chocolate negro, entre otros descubrimientos.