Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Sevilla ha investigado los orígenes de la desigualdad de género en la prehistoria peninsular. La principal conclusión es que fue en el Neolítico cuando se hizo evidente la dominación masculina que se mantuvo en posteriores periodos históricos.
Cada publicación sobre si hay o no variaciones importantes en el cerebro de hombres y mujeres genera encendidas reacciones incluso entre la comunidad científica. Muchos alertan de que el área avanza lastrada por sesgos que inducen a ignorar las evidencias, a un mal diseño de los experimentos y a errores de interpretación, en un círculo vicioso que perpetúa los estereotipos.
Un estudio llevado a cabo en colegios chinos muestra que las jóvenes mosuo, una etnia matrilineal en la que las mujeres toman las decisiones económicas, muestran menos aversión al riesgo que sus compañeras procedentes de familias patriarcales. A pesar de sus limitaciones, el trabajo sugiere que el contexto sociocultural desempeña un papel clave en las diferencias sexuales en estos comportamientos.
Un año más celebramos el Día Internacional de la Mujer. Aún con la resaca del 11 de febrero, el día específico de la mujer y la niña en la ciencia, es indudable que estas conmemoraciones están adquiriendo cada vez más importancia junto a las reivindicaciones feministas y los debates que las acompañan.
Para la revista Science, uno de los hitos de 2018 fue la denuncia y persecución del acoso sexual en el ámbito científico. En EE UU, la investigadora Julie Libarkin ha creado una base de datos abierta sobre casos confirmados y la neurocientífica Beth Anne McLaughling ha impulsado el movimiento #MeTooSTEM. Varias universidades españolas ya han estudiado el acoso sexual en sus campus.
La divulgadora británica publica en español su libro Testosterona rex, en el que analiza modelos científicos obsoletos que refuerzan falsos mitos tan establecidos como el de la supuesta preferencia de los hombres por el riesgo. Ella defiende que las diferencias entre sexos son mucho más dinámicas de lo que creemos.
Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra ha analizado los factores que infuyen en la infrarrepresentación de las mujeres en los cargos políticos ejecutivos. La investigación pone de relieve que este desequilibrio no se deriva de cualidades tangibles como el mérito. Además, indica que cuando ellas compiten por el liderazgo de su partido tienen que vencer a sus rivales masculinos por un amplio margen de votos, es decir, deben ser líderes indiscutibles. En diciembre de 2017 solo había trece mujeres al frente de su país.
Un estudio publicado hoy en la revista Science defiende que cuando hombres y mujeres tienen un acceso igualitario a los recursos, las preferencias de cada género en cuestiones económicas relacionadas con el riesgo, la confianza y el altruismo difieren más. Los autores, que han analizado datos de 80.000 individuos recogidos en 76 países, consideran que el desarrollo económico permite prestar atención a las ambiciones y deseos personales.
En el quirófano, los equipos sanitarios formados por hombres son el doble de propensos al conflicto que los compuestos por mayoría de mujeres. El cirujano acostumbra a ser el protagonista de las disputas con la enfermera, según un estudio coordinado por el primatólogo Frans de Waal. Los investigadores han observado sus conductas con ojos de etólogo.
En ámbitos competitivos, como la política y la ciencia, la probabilidad de referirse a un profesional por su apellido es el doble si se trata de un hombre que si es mujer. Una investigación asegura que este sesgo sexista contribuye a asociar lo masculino con el prestigio y la fama.