Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Centro de Regulación Genómica (CRG) han descubierto que en células y tejidos sanos hay proteínas que surgen de combinar varios genes distintos. Este fenómeno se consideraba hasta ahora una rareza que sólo se daba en procesos anómalos, por ejemplo, el cáncer.
Por fin se ha conseguido descifrar la información genética completa del bonobo, la única que faltaba de los grandes simios. Igual que los chimpancés, los bonobos comparten un 98,7% del genoma con los humanos. El trabajo ayudará a comprender las diferencias conductuales de las tres especies a partir de las bases genéticas.
Un estudio internacional coordinado por Manel Esteller comprueba cómo las marcas epigenéticas se van degradando a lo largo del tiempo. Dado que las lesiones epigenéticas son reversibles, se podrían llegar a desarrollar fármacos que aumenten el tiempo de vida.
Los científicos han comparado los genomas de más de 500 organismos y señalan que la aparición de unas enzimas específicas para bacterias y eucariotas favoreció la separación de las especies. El trabajo es parte de la tesis doctoral de Eva Novoa, estudiante de la primera promoción del Programa Internacional de Doctorado en Biomedicina de “la Caixa” en el IRB Barcelona.
Un grupo internacional de investigadores, con participación española, ha descifrado el genoma del gorila. El gran simio comparte más material genético con los humanos de lo que se creía: un 98%. De todos los homínidos, ya solo queda por secuenciar el genoma del bonobo.
En el genoma, los genes que codifican por proteínas similares y que se regulan conjuntamente suelen encontrarse cerca. Pero también hay genes que no tienen esta particularidad y, aun así, se mantienen juntos en el genoma. Por qué se separan, o no, algunos genes, ligados ancestralmente en el genoma, es una incógnita que ahora tiene una nueva respuesta científica, según se desprende de un artículo publicado en la revista Genome Research.
Un estudio revela la existencia de un mecanismo molecular que regula la ramificación de la planta del tomate. Este ‘reloj’ puede manipularse para obtener un mayor rendimiento de la planta, aumentar el número de ramas y variar el número de flores y frutos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Massachussetts, de la Harvard Medical School, de la Universidad de Standford y del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia han descifrado la estructura tridimensional del cromosoma de la bacteria Caulobacter crescentus. El análisis de la estructura resultante revela nuevas pruebas sobre la función de las secuencias genéticas responsables de su arquitectura.
Anolis verde (Anolis carolinensis). Imagen: Nature/ David E. Scott ©.
Una duplicación en una región del cromosoma 16p11.2 parece estar relacionada con un índice de masa corporal bajo. Foto: Sebastián R.