La plaga de topillos que se produjo en Castilla y León entre 2006 y 2007 se intentó frenar con la liberación masiva de venenos.
El parásito Anisakis spp sigue estando en uno de los platos más representativos de la gastronomía mediterránea: los boquerones en vinagre. Investigadores españoles confirman una mayor presencia de parásitos en los boquerones de la costa sureste del Atlántico y noroeste del Mediterráneo, e insisten en congelar o cocinar el pescado antes de consumirlo.
Centro de tratamiento de enfermos de cólera en Beira (Mozambique). Foto: Lorenz von Seidlein.
Expertos del centro de Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (CIRCE) han presentado en el Congreso anual de la Sociedad Europea de Cetáceos celebrado en Estambul (1-4 de marzo, Turquía) las conclusiones sobre la epidemia de morbilivirus que asoló el Mediterráneo y el Estrecho de Gibraltar durante el invierno 2006-2007. Los resultados demuestran que murieron en total 77 calderones comunes, de los cuales, 26 por causas naturales, y 51 debido a la infección, pero sólo diez animales muertos llegaron a las orillas de Cádiz.
Una investigación internacional liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hallado nuevos datos sobre la estructura del neumococo que permitirán entender mejor los mecanismos de infección de esta bacteria, uno de los principales patógenos humanos, responsable de enfermedades como la otitis, la sinusitis, la meningitis o la neumonía, causante de tres millones y medio de muertes al año en todo el mundo.
En España en torno a un 25-30% de la población infectada con VIH no sabe que lo está. La conferencia ‘VIH en España 2009: Juntos para un diagnóstico precoz’, inaugurada hoy en Madrid, se propone analizar los retos del diagnóstico de VIH en nuestro país y sensibilizar a la población en general y al personal sanitario para mejorar la actual situación en este aspecto.
Los tratamientos de combinación de artemisinina (TCA) podrían ser casi tan eficaces como las redes mosquiteras impregnadas con insecticida (RII) para disminuir la incidencia de la malaria en áreas de baja transmisión. Así lo indica un nuevo estudio, publicado en la revista PLoS Medicine, que se basa en datos obtenidos en Tanzania.