Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña y la Universidad de Córdoba han optimizado una técnica de análisis molecular de sustancias aromáticas, logrando diferenciar en muestras de jamón ibérico si el cerdo había sido alimentado con bellota o pienso. El nuevo enfoque, que utiliza inteligencia artificial para analizar los datos, se podrá aplicar para autentificar alimentos y luchar contra el fraude.
Investigadores de la Universidad de Cádiz han desarrollado un dispositivo que detecta la presencia de gasolina en un terreno incendiado tras las labores de extinción. El sistema identifica los compuestos inflamables en el laboratorio en menos de 15 minutos y puede ayudar a descubrir la posible intencionalidad de un fuego.
Para determinar cuándo el compost destinado a agricultura está maduro y en qué momento no perjudica a la planta, un equipo de científicos ha empleado por primera vez un sistema de análisis de olores en el área de compostaje de residuos orgánicos. La nariz electrónica, capaz de medir hasta diez olores distintos, relaciona el olor del material orgánico con los procesos químicos y biológicos que tienen lugar en el abono e indica si es tóxico o no para la planta.
Las llamadas 'narices electrónicas' usan la nanotecnología y la inteligencia artificial para detectar y clasificar, a partir del olor, determinadas sustancias, como los gases contaminantes presentes en el aire. En este contexto, investigadores de la Universidad de Extremadura han diseñado un programa para gestionar de forma óptima y remota la información que se genere desde estos dispositivos.
La investigación que durante años ha realizado el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) de la Universidad de Salamanca sobre el sistema olfativo en roedores sirve ahora de base para el desarrollo tecnológico de narices electrónicas, dispositivos cada vez más importantes para diversas industrias. Además, los conocimientos adquiridos en los modelos animales también son la antesala de estudios clínicos que comienzan a realizarse en Salamanca.
La nariz electrónica tiene 32 sensores para identificar los olores frutales. / UPV
Ingenieros españoles y suecos han creado un sistema de sensores que detecta olores frutales de forma más eficaz que el olfato humano. Por ahora, el dispositivo puede distinguir los compuestos odoríferos que emiten las peras y las manzanas.
La nariz electrónica tiene diez sensores que detectan las moléculas que emiten los cultivos biológicos. Imagen: Astrium
Investigadores del grupo de Mejora de la calidad agroalimentaria de la Universitat Jaume I de Castellón han desarrollado una nariz electrónica que compara las características aromáticas de diferentes muestras de un alimento.
Investigadores del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Yale (EE UU) y una empresa ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo han desarrollado una nariz electrónica que detecta explosivos y localiza enfermedades en seres humanos. Las conclusiones de esta investigaación aparecen en el Journal of the American Society for Mass Spectometry.