La secuenciación de los genomas de los humanos más antiguos de Europa hallados en una cueva búlgara, así como los de una mujer en República Checa, confirman en dos estudios las estrechas interacciones de sus poblaciones. Los resultados reflejan lo tumultuosa que fue la historia temprana de los humanos modernos en Europa.
La respuesta a esta pregunta ha intrigado a los paleoantropólogos desde hace décadas. Pero gracias a la reconstrucción de las capacidades auditivas de fósiles neandertales, los científicos tienen ahora la prueba de que los humanos modernos no hemos sido los únicos en poder hablar.
Durante décadas la comunidad científica ha tratado de establecer si hubo alguna otra especie humana, diferente a la nuestra, que también dispusiera de lenguaje. Ahora un equipo de investigadores españoles ha reconstruido por primera vez la audición de los neandertales y ha encontrado la prueba de que hablaban.
Un equipo liderado por la Universidad de Kent en Reino Unido, que ha analizado restos neandertales custodiados por varios museos, asegura que eran capaces de utilizar agarres de potencia. Esto implica que adaptaron sus pulgares para sostener herramientas de la misma manera que cogemos un martillo, entre los dedos y la palma de la mano, con la fuerza de dirección del pulgar.
La caja torácica de los neonatos neandertales, similar a la de los adultos, estaba determinada genéticamente y no era fruto del desarrollo, según revela una investigación liderada por españoles. Según el estudio, este condicionamiento tendría un significado evolutivo, ya que habría sido “heredado” de especies anteriores como el Homo erectus.
Un equipo, con participación española, ha analizado las secuencias genéticas del cromosoma Y de neandertales y denisovanos, estrechamente relacionados evolutivamente con los primeros. Los resultados revelan, sin embargo, mayor similitud genética entre los neandertales y los humanos modernos, lo que deja a los denisovanos como un linaje de una raíz más antigua para este marcador genético.
El hallazgo en una cueva búlgara de un molar y cuatro pequeños fragmentos óseos humanos, así como miles de huesos animales y un conjunto de piedras, herramientas y adornos de hueso, ratifican la presencia en Europa del Homo sapiens hace 45.000 años. Estos fósiles son la evidencia más antigua y directa de la llegada de los humanos modernos al continente.
Hace entre 52.000 y 41.000, años los neandertales elaboraron una cuerda con tres haces de fibras retorcidas que enrollaron a una pieza lítica a modo de mango o red. El descubrimiento en Francia de este fragmento de seis milímetros de largo se convierte en la evidencia directa más antigua de tecnología basada en la utilización de fibras naturales para obtener hilos y elaborar objetos.
Los neandertales no solo fueron cazadores-recolectores, también fueron pescadores. Los restos hallados en una cueva de Portugal confirman que la pesca y el marisqueo contribuyeron a su subsistencia. Hasta ahora, existía poca evidencia de que estas prácticas fuesen habituales en estas poblaciones.
Un nuevo estudio resuelve una discrepancia que indicaba que neandertales y denisovanos se separaron hace 381.000 años. El nuevo modelo muestra que los neandertales ya eran distintos de los denisovanos hace 600.000 años y que, antes de separarse, sus ancestros, denominados 'neandersovanos', tuvieron sexo con una población de homininos superarcaicos hace unos 700.000 años.