Entre 1998 y 2007 un equipo de científicos españoles siguió a los osos pardos de la cordillera Cantábrica para comprobar su hibernación habitual, cuestionada en documentos históricos. Los resultados confirman que las osas con crías y las crías menores de dos años ya emancipadas no hibernan de forma habitual. El resto sigue el patrón de hibernación normal.
Un estudio paleontológico ha demostrado que los osos pardos que todavía sobreviven en la Península Ibérica pertenecían hace 18.000 años al mismo linaje que los de las penínsulas Itálica y Balcánica, es decir, tenían los mismos genes. Las conclusiones pueden presentar una solución a los métodos actuales de conservación de esta especie en peligro de extinción.