La mayoría de los pergaminos en los que se escribieron los Rollos de Qumrán son de piel de oveja, y alguno de vaca. Ahora investigadores israelíes han conseguido analizar su material genético, lo que ha permitido juntar piezas de una misma piel y separar otras que estaban mal unidas en este milenario rompecabezas.
Antes de conservarse en los Archivos Secretos del Vaticano, un pergamino escrito en el año 1244 para solicitar la canonización del soldado italiano Laurentius Loricatus sufrió el ataque de microorganismos, que acabaron afectando a la legibilidad del documento. Ahora un equipo de científicos ha identificado las bacterias que dañaron aquel documento que inició un proceso todavía inacabado, ya que el personaje nunca fue declarado santo.