Las plantas reaccionan ante el estrés ambiental. Por ejemplo, un cambio en la intensidad de la luz puede provocar graves daños en el organismo vegetal. Investigadores españoles y suecos han descubierto que una familia de proteínas controla la respuesta de las plantas a estos cambios, activando los mecanismos de respuesta frente a los cambios lumínicos.
La alta montaña mediterránea atesora una gran biodiversidad de plantas pero su persistencia está seriamente amenazada por el cambio climático. Al estudiar las interacciones de la vida vegetal, un equipo de la Universidad de Valladolid ha descubierto, a partir del estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, que la sabina rastrera (Juniperus sabina L.) favorece el crecimiento de otras plantas de muy diversas formas y a distintos niveles. El trabajo aporta información de gran interés para la conservación de este ecosistema.
Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han estudiado los mecanismos que regulan los intercambios de información genética producidos durante la división celular que origina los gametos de una especie vegetal y concluyen que existe un patrón de control común entre ratones, plantas y levaduras. Fallos en este proceso pueden provocar la generación de gametos con un número incorrecto de cromosomas, que pueden dar lugar a anomalías genéticas en la descendencia, como ocurre con el síndrome de Down.
Unos cuatro millones de personas visitan anualmente el Parque Nacional de Yosemite en EE UU. Los restos de comida que dejan a su paso se convierten en ocasiones en alimento para los osos negros que han llegado a protagonizar unos 12.000 incidentes con humanos en las últimas dos décadas. Sin embargo, un estudio demuestra ahora que estos mamíferos omnívoros se nutren esencialmente de plantas y nueces.
Científicos españoles han encabezado un estudio que desvela que el nivel de polen del aire se debe, entre otras causas, a un mecanismo de autorregulación de las plantas. Los investigadores utilizaron modelos de dinámica de poblaciones para analizar separadamente el efecto de cada uno de los factores.
Cuando se piensa en la polinización, la imagen más común es la de una abeja o una mariposa cubiertas de polen. Pero en el Cretácico, hace entre 145 y 72 millones de años, no existían estos insectos, y la mayoría de los ecosistemas terrestres estaban dominados por plantas sin flores, llamadas gimnospermas. Un equipo de científicos ha hallado en el yacimiento de El Soplao en Cantabria unas moscas atrapadas en ámbar que las polinizaban gracias a su larga trompa muy especializada.
La cabra montés (Capra pyrenaica victoriae) fue reintroducida en la Sierra de Guadarrama (Madrid) en 1989. En la actualidad hay demasiadas. Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, que han analizado su impacto sobre las plantas leñosas para saber cuál es la población admisible, demuestran que algunas especies protegidas como el abedul o el acebo pueden ver comprometida su conservación por la presencia de las cabras.
Un trabajo del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca, en colaboración con investigadores alemanes. explica los cambios metabólicos y de expresión de genes vegetales cuando falta uno de sus nutrientes esenciales: el azufre. Los científicos han explicado los mecanismos bioquímicos que se ponen en marcha para que las plantas puedan adaptarse a esa deficiencia nutricional.
Desde la invención de la agricultura, hace 10.000 años, el ser humano ha transformado de tal manera algunas plantas y animales que ahora estas especies serían incapaces de sobrevivir en la naturaleza. Ejemplo de ello es el maíz, fruto de la modificación genética. Sin embargo, según la FAO, para 2050 la producción de alimentos deberá aumentar un 70% para abastecer a la población mundial. Ahora, el reto de la agrigenómica es encontrar las especies del futuro.
Una investigación, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, permitirá mejorar las predicciones sobre el ciclo del carbono y el agua, y sus efectos en el clima futuro. Los científicos han examinado cómo las plantas regulan el comportamiento de los estomas, los diminutos poros que tienen en las hojas para intercambiar agua y carbono con la atmósfera.