Las larvas de la polilla de la cera son capaces de masticar e ingerir el polietileno de, por ejemplo, las bolsas de plástico. Un grupo de científicos del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria han descubierto esa capacidad en estas orugas y puede suponer un avance importante en la gestión de residuos plásticos y en la conservación del entorno natural.