Uno de cada cinco españoles padece insomnio. Las interrupciones del sueño durante la noche son la principal causa de esta alteración.
Echarse una siesta después de estudiar puede mejorar el aprendizaje y la memoria.
Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han analizado cómo afecta la presencia de trastornos específicos del sueño a la percepción de situaciones de riesgo en conducción. Para ello, emplean tres simuladores de última generación, ubicados en la Facultad de Psicología y desarrolladosen Japón.
Investigadores del Instituto de Investigaciones biomédicas de Lleida (IRB) y del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) han encontrado un nuevo tratamiento alternativo a la presión positiva continua en vía aérea (CPAP) en pacientes hipertensos con apnea del sueño (SAOS) sin somnolencia diurna. Este tratamiento se asocia a una disminución de la presión arterial. El efecto se plasma de un modo más evidente en los pacientes que usan la CPAP más de 5.6 horas por noche.
Los sonidos pueden introducirse en el sueño profundo y hacer que los recuerdos asociados sean más claros al despertar. Así lo indica un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Northwestern (EE UU) y publicada esta semana en Science, que muestra cómo la mente no se desconecta mientra duerme, sino que utiliza ese tiempo para la fijación de recuerdos.
Las personas podrían procesar mientras duermen cualquier cosa que haya sucedido durante el día.
Un nuevo estudio muestra que el alcoholismo crónico afecta el sueño incluso tras largos periodos de abstinencia. Los resultados de esta investigación, publicados hoy en la revista Sleep, revelan, por primera vez, que el patrón de este efecto es similar tanto en hombres como en mujeres.
Un mayor consumo de alcohol a lo largo de la vida predice un sueño menos satisfactorio.