El premio Nobel de Medicina y Fisiología de este año ha recaído en David Julius y Ardem Patapoutian. Sus “descubrimientos de los receptores de la temperatura y el tacto” les han hecho merecedores del galardón que otorga la Academia Sueca.
El estadounidense David Julius descubrió el receptor de la comida picante y el calor sobre la piel, así como el del frescor de la menta y el frío, y el armenio Ardem Patapoutian otros relacionados con la presión mecánica y el dolor. Hoy comparten el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina.
Un estudio en ratones ha revelado que la actividad cerebral espontánea durante las etapas embrionarias impulsa el mapeo del tacto. El trabajo, liderado por el Instituto de Neurociencias de Alicante del CSIC, muestra que este patrón de actividad prepara a la corteza cerebral para recibir información de los sentidos tras el nacimiento.
Un rasgo típico de los mamíferos es su capacidad de experimentar sensaciones, algo que los robots están empezando a imitar. Con la ayuda de pieles artificiales y algoritmos, investigadores checos han conseguido que el niño-robot iCub sea consciente del contacto de un humano y que incluso note si alguien invade su espacio ‘vital’.
Para algunas personas, hasta el contacto más leve entre su piel y algunos tejidos provoca terribles picores, sobre todo en edades avanzadas. Un nuevo estudio en ratones ha identificado un tipo de neuronas sensoriales llamadas células de Merkel que, cuando faltan, provocan ganas de rascarse. El hallazgo servirá para tratar estos desagradables síntomas.
Las dificultades de relación social, la ansiedad y el desagrado ante sensaciones táctiles son rasgos típicos del espectro autista. Un nuevo estudio en ratones indica que estas conductas se producen por problemas de conexión entre las terminaciones nerviosas de la piel y la médula espinal. Los investigadores creen que los defectos en el procesamiento de otros sentidos, como la vista, el gusto o el oído, también son precursores de estos trastornos.
Científicos estadounidenses muestran, en un trabajo realizado con ratones, cómo cada folículo piloso de la piel actúa como un sensor independiente. La información que capta se une a la del resto de folículos y se organiza en la médula espinal, desde donde se envía al cerebro.
Reconstrucción de un ejemplar de Hadrocodium.
Un estudio internacional revela que los cerebros de los primeros mamíferos evolucionaron para tener unos sentidos del olfato y del tacto más sofisticados. Los investigadores analizaron los fósiles de dos especies con más de 190 millones de años y observaron que las áreas del cerebro que controlan estos sentidos experimentaron un crecimiento más avanzado que el resto de zonas.
Aunque en un primer momento parezca lógico, hasta ahora ningún estudio había demostrado que las personas ciegas de nacimiento detectan la información táctil más rápido que las personas con visión normal. Tal y como revela el artículo, publicado en The Journal of Neuroscience, el cerebro podría adaptarse a la pérdida de visión al aumentar la velocidad de la percepción táctil.