Un equipo de investigación internacional ha aportado pruebas de que la relación simbiótica entre termitas y hongos es mucho más compleja y diversificada de lo que se creía. Los datos confirman que, en la mayoría de los casos, no tiene lugar una evolución conjunta. En África, el 90% de los daños que las termitas provocan a las cosechas es obra de especies que cultivan hongos. Por ello, es esencial conocer el modo de transmisión de los hongos simbiontes entre estos insectos anfitriones.