La señalización de la testosterona y de los estrógenos generan los niveles masculinos típicos de conductas como el apareamiento, la lucha y el marcaje territorial.
Enrique Turiégano, del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con Santiago Sánchez-Pagés, de la Universidad de Edimburgo, han observado cómo la asimetría y los niveles de testosterona durante el desarrollo influyen en la capacidad de cooperar de un hombre en la edad adulta.