El accidente de Fukushima obligó a evacuar una gran zona alrededor de la central nuclear. Libre de humanos, jabalíes, civetas, mapaches japoneses y macacos, protagonistas del #Cienciaalobestia, han sobrevivido a la contaminación, como lo hicieron otros animales 35 años antes en Chernóbil. El área experimenta ahora un proceso de renaturalización.
Muchas de las medidas adoptadas para frenar la infección del SARS-CoV-2, como mantener la distancia social, son mecanismos de protección habituales en el reino animal. Insectos, murciélagos, peces, langostas, ratones y monos, entre otros, comparten con nosotros comportamientos que evitan la propagación de patógenos.
Un tiranosaurio no pesaba más que unos kilos al nacer y era del tamaño de un perro, pero de adulto superaba con creces la tonelada y los 12 metros de longitud. Esta disparidad de cuerpos entre crías y adultos y el rápido crecimiento de los juveniles de megaterópodos, los dinosaurios carnívoros que pesaban más de mil kilos, pudo influir en la estructura y la baja diversidad de las comunidades de dinosaurios en general.
Ante los casos de covid-19 en granjas de visones de toda Europa, un equipo de científicos ha elaborado, a petición de la Comisión Europea, una serie de recomendaciones para evitar la propagación del virus entre animales y humanos en estas explotaciones. El veterinario Alessandro Broglia, uno de los autores del informe y experto en Salud Animal de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), considera que estas medidas también son válidas para otros animales domésticos como hurones y gatos.
Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
Grandes simios, ratones, pájaros, peces, langostas, abejas y hormigas, protagonistas del #Cienciaalobestia, son algunos de los animales que toman medidas de distanciamiento entre individuos para prevenir la propagación de virus, bacterias, hongos y patógenos. Esas son las estrategias, muy parecidas a las humanas, que siguen muchos de ellos.
Hallada en 1931 en la cueva de Marsoulas, en los Pirineos franceses a 250 km del mar, esta antigua caracola llamó entonces la atención por su gran tamaño. Lejos de servir de copa para beber durante el Paleolítico superior, como se creía, una nueva investigación indica que pudo ser en realidad un instrumento único de música: el cuerno de caracola más antiguo conocido hasta la fecha del que ahora se ha registrado por primera vez su sonido.
Hasta ahora, el declive de tiburones y rayas oceánicas debido a la explotación pesquera, su principal amenaza, no se había cuantificado de manera global. Un nuevo estudio revela que la abundancia de elasmobranquios se ha reducido en realidad en casi tres cuartas partes desde 1970 en todo el mundo. Los científicos piden acciones urgentes a los países para limitar las capturas de estos animales, muchos de ellos ya en peligro de extinción.
Desde principios de diciembre las vacunas contra la covid-19 se administran en varios países, entre ellos España. A lo largo de la historia los procesos de vacunación han logrado erradicar otras patologías como la viruela y la peste bovina. Otras están en proceso de ser eliminadas en todo el mundo.
Las mariposas del género Heliconius, protagonistas del #Cienciaalobestia, desprenden un olor tan fuerte que es incluso perceptible por el ser humano. La sustancia, producida por los machos y transmitida a las hembras durante el sexo, permite mantener alejados a otros competidores. Ahora, un equipo de científicos ha descubierto cómo logran producir este repulsivo y antiafrodisíaco compuesto.