Un equipo de astrofísicos europeos ha detectado los restos de un cuerpo rocoso rico en agua alrededor de una lejana enana blanca. El hallazgo, el primero de este tipo fuera de nuestro sistema solar, ofrece pistas sobre la formación de planetas en los que se podría asentar la vida.
Imagen de la nebulosa Toby Jug captada por el telescopio VLT./ ESO
El telescopio VLT (Very Large Telescope) de ESO ha captado de forma precisa la estructura de una nube de gas y polvo que rodea a una estrella gigante roja. El nombre de esta nebulosa se debe a su estructura en forma de arco que se asemeja a un recipiente con asa (en inglés se denomina “Toby Jug” a un tipo de jarra de cerveza).
La astrofísica Jocelyn Bell descubrió la radioseñal de los púlsares en 1968. / Passion for Knowledge
La astrofísica norirlandesa Dame Jocelyn Bell (Belfast, 1943) fue la primera persona que descubrió las señales de un púlsar, pero a diferencia de su tutor de tesis, ella no recibió el Nobel. Bell ha sido la gran sorpresa de Passion for Knowledge, el festival de la ciencia de San Sebastián, donde ha cautivado al público con sus explicaciones sobre agujeros negros y otros extraños objetos del universo.
El asteroide 2012 DA14 pasó el 15 de febrero a unos 27.700 kilómetros de la Tierra, lo que le convirtió en el objeto cercano a la Tierra que ha transitado más próximo a nuestro planeta. Ahora un equipo de astrónomos planetarios ha caracterizado la forma, el tamaño y la primitiva composición del asteroide. Los resultados servirán para desarrollar estrategias frente a asteroides potencialmente peligrosos.
Los fragmentos de roca y granos de arena marciana analizados por el rover Curiosity contienen moléculas de H2O. El vehículo también ha descubierto por primera vez en Marte la presencia de ‘mugearita’, un basalto asociado a las islas y fosas en la Tierra. Son algunos de los resultados que cinco equipos de científicos publican esta semana en la revista Science.
Los púlsares representan una de las últimas fases de la vida que puede experimentar una estrella, pero durante esta fase de vejez también están sujetos a su propia evolución, según demuestra una investigación liderada desde el CSIC. Las observaciones, publicadas hoy en la revista Nature, han registrado la metamorfosis de una de estas estrellas de neutrones desde radio púlsar a púlsar de rayos X y, nuevamente, a radio púlsar. Este último cambio tuvo lugar en unas dos semanas.