Un equipo de astrónomos ha descubierto un gran reservorio de gas caliente en un cúmulo de galaxias en formación alrededor de la conocida como Telaraña. Se trata de la detección más distante de este tipo de gas, ya que se sitúa en una época en la que el universo tenía solo 3 000 millones de años.
El 13 de abril parte la sonda Juice para explorar, en la próxima década, tres satélites galianos: Europa, Calisto y, sobre todo, Ganímedes. Bajo su gélida corteza se cree que hay grandes cantidades de agua, un elemento esencial para la vida. Comprender la física que gobierna estos mundos helados ayudará a entender lo que ocurre en lugares similares de nuestra galaxia.
El impacto de meteoritos en nuestro satélite ha propiciado la formación de un material vidrioso que, bajo los efectos del viento solar, es capaz de almacenar hasta 2,7 × 1014 kg de agua en todo el suelo lunar. Así lo aseguran científicos chinos tras analizar las muestras recogidas por su nave Chang'e 5.
El veterano telescopio espacial está registrando las variaciones meteorológicas y estacionales en estos dos gigantes gaseosos a lo largo de los años. Urano se torna cada vez más pálido y en Júpiter no dejan de moverse sus gigantescos ciclones y anticiclones, además de sus lunas, como la volcánica Io o Ganímedes, a la que pronto pondrá rumbo la misión Juice de la ESA.
La atmósfera del planeta VHS 1256 b, que está a unos 40 años luz y orbita alrededor de dos estrellas, contiene silicato, agua, metano, monóxido de carbono y otros componentes. Ningún otro telescopio había identificado tantas características a la vez para un solo objetivo.
Investigadores japoneses han encontrado uracilo, un componente esencial del ARN, en las muestras que la sonda Hayabusa2 tomó de un asteroide y trajo a la Tierra. El hallazgo sugiere que nucleobases como esta tienen un origen extraterrestre y pudieron llegar a nuestro planeta a bordo de meteoritos ricos en carbono.
Una revisión de los datos radar que recogió la sonda Magallanes de la NASA en 1991 confirman cambios de forma y tamaño, a lo largo de ocho meses, en una chimenea volcánica del planeta gemelo de la Tierra. El hallazgo prepara el camino a las misiones que se lanzarán en la próxima década.
El telescopio espacial James Webb de la NASA y la ESA ha observado la estrella WR 124 con un grado de detalle sin precedentes. La ha detectado mientras se desprende de sus capas externas, lo que da como resultado unos característicos y vistosos halos de gas y polvo.
Un equipo de astrónomos y astrónomas ha observado agua en estado gaseoso, con una firma química que explica su largo viaje, en el disco de formación planetaria de la estrella V883 Orionis. El descubrimiento sugiere que el agua de la Tierra podría ser más antigua que el propio Sol.