Justo antes de que salga el sol e impida su visión, estos días se puede observar a simple vista a Mercurio, mirando hacia el este desde lugares con horizontes despejados. Además, el 8 de julio este pequeño planeta se encuentra con una fina luna menguante en el cielo del amanecer.
Investigadores del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona han comprobado que las características distintivas de Palomar 5, uno de los cúmulos de estrellas más ‘esponjosos’ del halo de la Vía Láctea, probablemente son resultado de los más de cien agujeros negros localizados en su centro.
Revisando datos de un proyecto sobre energía oscura se ha descubierto un enorme cometa denominado C/2014 UN271 (Bernardinelli-Bernstein). Tiene entre 100 y 200 km de diámetro y en 2031 se acercará al Sol a una distancia un poco mayor que a la que está Saturno, desde donde volverá a los confines del sistema solar.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía encabeza la detección de tres planetas calientes en torno a dos estrellas enanas rojas, G 264-012 y Gl 393. El descubrimiento refuerza la idea de que este tipo de estrellas, las más comunes de la Vía Láctea, tienden a albergar planetas rocosos.
El orbitador Hope de los Emiratos Árabes Unidos ha fotografiado por primera vez, en longitudes de onda ultravioletas, un resplandor fantasmal que ilumina las noches del planeta rojo. Se trata de un tipo de auroras que no ocurren en zonas polares como en la Tierra, sino en regiones marcianas magnetizadas situadas más cerca del ecuador.
Tras una votación popular, el maniquí lunar que volará a final de año en la misión no tripulada Artemis I se llamará Arturo Campos. En 1970 este ingeniero hispano ayudó a traer sanos y salvos a los tripulantes de la accidentada Apolo 13 a la Tierra.
Los detectores Virgo en Europa y LIGO en Estados Unidos han registrado por primera vez ondas gravitacionales generadas por el llamado ‘sistema binario perdido’: una combinación de estrella de neutrones y agujero negro. Los dos eventos observados se denominan GW200105 y GW200115 por las fechas en las que se detectaron: 5 y 15 de enero de 2020.
La disponibilidad relativa de agua en las atmósferas de Venus y la mayoría de los planetas del sistema solar es tan baja que no podrían vivir ni los organismos adaptados a los ambientes más extremos de la Tierra. Solo lugares excepcionales como la masa nubosa de Júpiter abren esa posibilidad, aunque existen factores limitantes como la disponibilidad de nutrientes y la radiación, según un estudio europeo con participación española y de la NASA.
Las noches estivales invitan a buscar cielos oscuros y dirigir nuestra mirada hacia las estrellas y los planetas. En 2021 se podrá observar a simple vista a Júpiter, Saturno, Venus, Marte e incluso Mercurio si el horizonte está despejado, y la lluvia de las perseidas se verá especialmente bien. La Luna, las constelaciones y la franja blanquecina de nuestra Vía Láctea completarán el espectáculo astronómico.