Los astrónomos han detectado una intensa explosión en una estrella muy masiva que, según los registros, lleva más de veinte años sufriendo erupciones. Su nombre, SN2015bh. El análisis del estallido no permite distinguir si se trata de una supernova, un evento explosivo que pone fin a la vida de la estrella, o de una erupción gigantesca que anticipa un cambio evolutivo.
Investigadores de la Universidad de Alcalá y del Laboratio de Físicas Aplicadas durante la campaña de AIV (assembly, integration & verification) del modelo de vuelo del instrumento Detector de Partículas Energéticas (EPD).
Gracias a la cámara del telescopio Kepler, la NASA ha podido grabar la primera imagen real del sistema extrasolar TRAPPIST-1, captando los cambios en la emisión de luz de su estrella. Los siete exoplanetas que giran a su alrededor provocan microeclipses imposibles de observar por el ojo humano.
Las galaxias primigenias datan de las 'edades oscuras', un periodo cosmológico con objetos difíciles de observar por la presencia del hidrógeno neutro, un gas que aumenta la opacidad del medio. Pero ahora se han encontrado galaxias análogas, de un tiempo algo posterior, aunque con las mismas características que las primigenias, lo que ha permitido estudiar el proceso en detalle.
La observación de la galaxia A2744_YD4, la más lejana y más joven detectada por el Observatorio Europeo Austral, ha permitido el descubrimiento de una gran cantidad de polvo estelar antiguo procedente de las muertes de las primeras supernovas, que se produjo cuando el universo solo tenía el 4% de su edad actual. Este hallazgo ofrece un paso más en el estudio sobre cómo se formaron las primeras estrellas y galaxias del universo.
Primera evidencia de la formación de un planeta rocoso en un sistema Tatooine
El año pasado se informó del descubrimiento de tres planetas potencialmente habitables y de dimensiones similares a la Tierra transitando la estrella TRAPPIST-1. Pero ahora se anuncia que no son tres, sino siete, los exoplanetas que giran alrededor de esa estrella enana y fría. Estos mundos templados, en los que puede haber agua líquida, se convierten en el objetivo prioritario para buscar vida fuera del sistema solar.