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Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático

“España deberá seguir construyendo un futuro más resistente a los efectos del cambio climático”

En vísperas de la Cumbre del Clima que se celebra en Cancún (México) del 29 de noviembre al 11 de diciembre de 2010, España, representada entre otros políticos por la Secretaria de Estado de Cambio Climático Teresa Ribera, se prepara para afrontar largas y duras negociaciones y llegar a un acuerdo jurídicamente vinculante que sustituya al Protocolo de Kioto y que complete las cuestiones tratadas en Copenhague (Dinamarca) en diciembre de 2009. Ante la frustración generada el año pasado, parece que tampoco se alcanzará el consenso. Pero Ribera es optimista.

"Tengo esperanzas de que el 1 de enero de 2013 contemos con un marco que nos va a permitir seguir trabajando en el seno de Naciones Unidas", explica Ribera. Foto: SINC.

La Unión Europea apuesta en Cancún por que todas las decisiones se engloben dentro de un paquete final equilibrado sin que ninguna cuestión sea aprobada sin las demás. ¿Qué problemas pueden aparecer?

La cuestión más sensible para el éxito de ese paquete equilibrado es la consolidación de la reducción de emisiones de CO2. Es importante internacionalizar esos anuncios de reducción de emisiones y someterse al control de la comunidad internacional con respecto a cómo evolucionan esas reducciones.

¿No siempre ha sido así?

Los países europeos estamos acostumbrados a que eso sea así. Pero hay quienes que, por primera vez, se muestran dispuestos, como China, EE UU, India o Brasil. Sin embargo, lo hacen bajo una determinada condición, y es que los demás también lo hagan. Lo que tenemos que conseguir es que, en vez de supeditar nuestra acción a que otro la haga primero, dar primero el paso para que los demás se animen a seguir.

¿Qué han aprendido de Copenhague?

Los enormes riesgos que supone para la confianza recíproca contar solamente con algunos [países]. Hemos aprendido también que integrando desde el principio y aportando ideas constructivas será posible abordar esto, desde la perspectiva de Naciones Unidas. Es capital porque si cuestionáramos la capacidad de la ONU para ser el foro donde se dan respuesta a los problemas globales, estaríamos cuestionando una de las conclusiones políticas más potentes de la historia reciente de la humanidad. Estaríamos dando alas a los que, en aras a un pragmatismo un tanto excluyente, consideran que basta con que se pongan de acuerdo solamente los más grandes.

¿Cuál ha sido el principal avance durante este último año de trabajo?

Hemos avanzado mucho en la comprensión de los perfiles de algunas instituciones que impulsamos en Copenhague, como el diseño de un Fondo Verde, el compromiso de la reducción de emisiones por la deforestación, el fortalecimiento institucional de Naciones Unidas en el contexto del cambio climático... Son aspectos capitales para que el funcionamiento normal del proceso permita un éxito de resultados visibles para el bienestar de la ciudadanía a través de las inversiones de las empresas y las políticas de los gobiernos.

¿Qué pasará en Cancún?

Vamos a intentar consolidar los contenidos, entender mejor los niveles de madurez de cada uno de ellos para ir armando el acuerdo jurídico que deberemos recoger después. Tendremos que incorporar los contenidos en Naciones Unidas y más adelante trasladarlos a un texto independiente, o a un tratado jurídicamente vinculante. Y no al revés. No debemos intentar armar un tratado jurídicamente vinculante todavía pendientes de precisar algunas de las instituciones que tienen que aparecer ahí.

¿Tienes entonces esperanza de que el 1 de enero de 2013, fecha en la que entraría en vigor el nuevo tratado, sí haya un acuerdo vinculante?

Tengo esperanzas de que el 1 de enero de 2013 contemos con un marco que nos va a permitir seguir trabajando en el seno de Naciones Unidas.

¿Cómo va a afrontar España la lucha contra el cambio climático en la próxima década?

España va a tener que seguir consolidando un perfil totalmente distinto, mucho más eficiente y mucho más limpio. También deberá seguir construyendo un futuro mucho más resistente a los efectos del cambio climático, con más capacidades de observación y de alerta fortalecidas por la participación en los sistemas satelitales y la accesibilidad de los datos meteorológicos y climatológicos. Tendrá que integrar las políticas sectoriales de las herramientas de adaptación que permitan disponer de ecosistemas y sectores preparados para los efectos que se van a vivir en nuestras costas, nuestras economías, nuestra agricultura, y en el acceso a recursos hídricos.

¿Qué ha aportado la lucha contra el cambio climático a la biodiversidad en 2010, y viceversa?

Ha sido un año capital. Una de las grandes aportaciones que el Año Internacional de la Biodiversidad nos deja en cambio climático es el éxito de la Cumbre de Nagoya (Japón). Primero porque nos compromete en términos de estrategia en seguir avanzando en materia de biodiversidad e incorporar dentro de los grandes retos y amenazas de la biodiversidad, el cambio climático. Segundo, porque ha generado un escenario de entusiasmo de recuperación de la confianza en Naciones Unidas para poder abordar los grandes temas globales y asumir el éxito de Nagoya donde se abordaron cuestiones extraordinariamente delicadas.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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