La Nanotecnología podría ofrecer, en un futuro, soluciones a algunos de los problemas que en la actualidad impiden una mejora de los tratamientos a los enfermos de Párkinson, según ha explicado hoy en Salamanca Gurutz Linazasoro, investigador de la Policlínica Guipúzcoa, situada en el Parque Tecnológico Miramón, en San Sebastián. Las princiapales líneas de investigación se centran en la neuroprotección, la administración de fármacos, la cirugía y la Medicina regenerativa, pero aún deberán pasar muchos años para que se puedan realizar ensayos clínicos con las técnicas que propone esta ciencia, que trabaja con materiales de tamaño inferior a un micrómetro, la millonésima parte de un metro.
"En párkinson, hay algunos asuntos que todavía no están resueltos, así que trabajamos para ver qué puede aportar la Nanotecnología", ha explicado Linazasoro, que ofrece esta tarde la última conferencia del simposio internacional Nuevos avances en la Enfermedad de Parkinson, organizado por la Fundación Areces. Uno de los principales campos es el de la nueroprotección. "Hay datos experimentales que hacen pensar, por ejemplo, que los fulerenos (materiales derivados del carbono) pueden ser de utilidad como neuroprotectores". Asimismo, se están desarrollando "estrategias que permitan introducir moléculas directamente dentro de las células y actuar en ellas".
La mejora del sistema de administración de los fármacos es otro de los grandes retos de los científicos que trabajan en torno a la enfermedad. En este sentido, la levodopa sigue siendo el fármaco más potente y eficaz que hay, pero "desde que uno la toma por la boca hasta que llega al cerebro y hace su efecto, realiza un camino larguísimo, de manera que se absorbe de manera muy irregular y tiene una vida muy corta", señala el especialista. La levodopa trata de sustituir a la dopamina (hormona neurotransmisora), que falta en las situaciones de Párkinson, y es la herramienta más eficaz desde hace 40 años, pero aún así "no se parece en nada a cómo funciona la dopamina en el cerebro de una persona sin párkinson".
Las nanotecnologías pueden contribuir a mejorar el proceso a través de investigaciones como la que desarrolla Linazasoro: crear sensores que midan los niveles plasmáticos de levodopa y liberen la que hace falta en un momento determinado, algo que reduciría los efectos secundarios. "Queremos hacer algo similar al sistema que ya se ha desarrollado para los diabéticos, que detecta el nivel de glucemia y, en función de eso, liberan automáticamente la insulina", aclara. En el caso de la levodopa es más complicado y el gran reto es "atravesar la barrera hematoencefálica, que aisla el cerebro del resto del organismo".
Otro punto en el que puede ayudar esta ciencia es la cirugía. "El párkinson se opera, se colocan unos electrodos en el núcleo subtalámico, pero se trata de electrodos muy grandes y poco inteligentes, porque actúan de manera global. A través de la nanotecnología podemos conseguir electrodos mucho más finos y que hagan una tarea más específica", comenta el científico.
Vehículo para llegar al cerebro
Finalmente, el campo de la medicina regenerativa, que en principio ofrece otro tipo de soluciones, también se puede beneficiar del desarrollo de nanopartículas. "La terapia génica que se utiliza en el parkinson tiene un inconveniente, y es que el mejor vehículo para llevar el gen al cerebro son los virus y esto siempre genera recelos a pesar de que son virus atenuados. Estos virus pueden sustituirse por nanopartículas que podrían vehicular al gen hasta la zona en la que queremos que actúe", afirma Linazasoro. En cuanto a la terapia celular, "intentamos conseguir un ambiente extracelular artificial para que las neuronas que están en cultivo se conviertan en neuronas dopaminérgicas y hagan más fácilmente su trabajo".
Sin embargo, tantas buenas expectativas no ocultan las dificultades. "La nanotecnología es una ciencia moderna y todavía no sabemos si puede producir algún efecto secundario", advierte el experto. "Se habla de que algunas nanopartículas puedan estar asociadas con cáncer. A pesar de que ya se usan mucho en productos industriales, cosméticos o en materiales de aviación, en biomedicina hay menos experiencia y pasarán muchos años de investigación antes de que se puedan aplicar al ser humano", reconoce. Por el momento, los científicos trabajan en una etapa más básica de desarrollo de los materiales, aunque ya hay algunas experiencias con modelos animales y, en cuanto a los cultivos celulares, también se están realizando pruebas en nuevas superficies.