Investigadores del grupo ITRA-ULE, especializados en técnicas de reproducción asistida en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de León, trabajan actualmente en varias líneas para adaptar las técnicas de reproducción asistida empleadas en otros mamíferos para el oso pardo. El fin último de esta labor investigadora es poder aplicar estas técnicas de inseminación en osos pardos cantábricos, para poder aumentar así la variabilidad genética de esta población en riesgo y garantizar su supervivencia. Los científicos son optimistas en la consecución, a medio plazo, de estas metodologías.
El punto de partida de esta investigación es la creación de un banco de recursos genéticos en torno al oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus), lo que supondría un acúmulo de muestras de estos animales en peligro. "A partir de este banco, podríamos generar nuevos animales", destaca a DiCYT Mercedes Álvarez, investigadora del grupo ITRA-ULE, considerado de excelencia por la Junta de Castilla y León. Para ello, necesitan adaptar a la reproducción del oso pardo las técnicas existentes para otros mamíferos. Estas se encuentran muy desarrolladas para animales de renta (como vacas, ovejas e incluso perros), pero su desarrollo ha sido, hasta hace unos años, inexistente en úrsidos.
Desde hace ocho años, el equipo científico, compuesto actualmente por biotecnólogos, biólogos y veterinarios fundamentalmente, es el único en España que trabaja en este ámbito de actuación. La cercanía con la Cordillera Cantábrica y la sensibilidad social en torno a la posible desaparición de esta población autóctona de oso pardo motivaron a estos investigadores a comenzar un proyecto para el desarrollo de técnicas de reproducción asistida en úrsidos. "Existen pocos grupos en el mundo que trabajen en este ámbito", detaca Álvarez. En Japón hay otro grupo que trata de conservar, por el mismo método, una especie autóctona del archipiélago.
Los científicos de la Universidad de León trabajan en dos líneas. Una de ellas se dirige a la mejor conservación de gametos masculinos, esto es, de espermatozoides. Mediante la otra se trata de describir la fisología y anatomía reproductiva de la hembra. Los principales resultados se han obtenido en la primera línea, en la que ya se han conseguido publicaciones en revistas internacionales como Theriogenology. "Básicamente, hemos avanzado en aspectos de espermatología y conservación de semen de oso en frío", relata Álvarez. En concreto, los científicos han conseguido un diluyente específico para este tipo de material y han desarrollado crioprotectores, como el glicerol, para estos diluyentes.
Además, han trabajado en la depuración de una problemática que se enfrentan los cuidadores a la hora de obtener muestras. El oso debe ser dormido y, a partir de electroestimulación, se obtienen las muestras. Sin embargo esta técnica puede conllevar la presencia de uroespermia, la contaminación del semen por orina. Los científicos quieren depurar una técnica para mejorar la conservación del material reproductivo para estos casos. Por otra parte, los científicos también trabajan en mejoras en la refrigeración y adaptar el conjunto de metodologías a la actuación en el campo, en donde no se van a encontrar las mismas condiciones que en laboratorio.
Hembras
En el caso del trabajo con las hembras, los avances son más reducidos. "Nos hemos encontrado con que no se conoce el ciclo sexual completo de la osa, como puede ocurrir, por ejemplo, con el de la vaca". Para solucionar esta falta de información, los científicos han comenzado un estudio de caracterización fisiológica y anatómica de la cavidad vaginal. Quieren conocer las particularidades del celo de la osa parda: cuándo se produce, cuál es su ciclo y cuántos hay a lo largo del año. También quieren conocer con detalle el aparato reproductor femenino. Con esta información, será posible en un futuro realizar la reproducción asistida por dos vías, la laparoscopia (una intervención quirúrgica mínimamente invasiva) o la transcervical (aprovechando los canales naturales). Todo el conjunto de investigaciones está soportado por la financiación de varios proyectos del Cicyt, del Ministerio de Ciencia e Innovación. El Parque de la Naturaleza de Cabárceno, de Cantabria, colabora con este grupo en la obtención de muestras, proporcionando sus ejemplares de osos pardos.
Álvarez se muestra optimista en la consecución de resultados. "No podemos poner fechas, pero creemos que es posible adaptar estas técnicas en un futuro". Además, cuentan con una ventaja. La población de osos pardos cantábricos no ha menguado en los últimos tiempos y se está produciendo un pequeño repunte. No hay, por tanto, prisa para obtener resultados, ni esa presión añadida. En un primer lugar, los científicos quieren crear un banco de germoplasma con muestras de la población cantábrica para surtirse en las últimas fases experimentales. También se contempla la posibilidad de obtener muestras de animales vivos. Para ello, paralelamente a estos trabajos específicos de inseminación artificial, los científicos de la Universidad de León trabajan en una línea para mejorar los efectos de los somníferos de los dardos que se emplean para dormir a los osos, en el campo.