Un equipo internacional de científicos demuestra en PLoS Biology que el elefante africano de sabana y el del bosque –más pequeño- no son la misma especie sino que se han diferenciado el uno del otro durante millones de años. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han comparado por primera vez el elefante asiático, el elefante africano de bosque, el elefante africano de sabana, el extinto mamut lanudo y el extinto mastodonte americano de forma conjunta.
Científicos de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU), de la Universidad de Illinois (EE UU), y de la Universidad de York (Reino Unido) han secuenciado por primera vez el genoma nuclear del mastodonte para realizar este estudio que se publica online en PLoS Biology.
“En términos de experimentación, nos hemos enfrentado a un desafío importante al extraer secuencias de ADN de dos fósiles (los mamuts y los mastodontes) y alinearlas con ADN de elefantes modernos a lo largo de cientos de secciones del genoma”, declara Nadin Rohland, autora principal e investigadora en el Departamento de Genética de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU).
Uno de los resultados “más sorprendentes” es que los elefantes de bosque y los elefantes de sabana de África son “tan diferentes entre ellos como lo son los elefantes asiáticos y los mamuts”, manifiesta David Reich, profesor adjunto del mismo departamento.
Los investigadores contaron con el ADN de un solo elefante de cada especie. Sin embargo, recopilaron datos suficientes de cada genoma para recoger millones de años de evolución hasta el momento en el que ambas especies de elefantes se separaron por primera vez.
Millones de años de divergencia
“La divergencia de las dos especies se produjo en un momento cercano a la divergencia del elefante asiático y los mamuts lanudos. La separación entre el elefante africano de sabana y el elefante africano de bosque es casi tan antigua como la separación entre los humanos y los chimpancés”, explica Michi Hofreiter, investigador en el Departamento de Biología de la Universidad de York (EE UU), especializado en el estudio del ADN antiguo.
Muchos naturalistas pensaban que los elefantes africanos de sabana y los elefantes africanos de bosque eran dos poblaciones de la misma especie, a pesar de las grandes diferencias de tamaño. En el año 2001 se sugirió por primera vez la posibilidad de que ambas especies pudiesen ser diferentes.
El elefante de sabana tiene una altura media desde la cruz de unos 3,5 metros mientras que la altura media del elefante de bosque es de 2,5 metros. El elefante de sabana pesa entre seis y siete toneladas, prácticamente el doble que el elefante de bosque.
Los análisis de ADN han revelado una amplia gama de diversidad genética en cada una de las especies. El elefante de sabana y el mamut lanudo tienen una diversidad genética muy baja, los elefantes asiáticos tienen una diversidad media, y los elefantes de bosque una diversidad muy alta. Los investigadores piensan que esto se debe a la variación de los niveles de competición reproductiva entre los machos.
“Ahora tenemos que tratar a los elefantes de bosque y a los de sabana como dos animales diferentes a efectos de conservación, porque desde 1950, todos los elefantes africanos se han conservado como una sola especie”, afirma Alfred Roca, profesor adjunto del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Illinois (EE UU).
“Como los elefantes de bosque y los de sabana son dos animales muy diferentes, el elefante de bosque debería convertirse en una prioridad mayor en lo que a conservación se refiere”, asegura Roca.