Proyecto europep CLICO

Analizan los conflictos sociales generados por la explotación de los recursos naturales

El proyecto europeo de investigación CLICO (Cambio Climático, Conflictos Hídricos y Seguridad Humana) se pone en marcha con unas jornadas que tendrán lugar del 25 al 27 de febrero en Bellaterra. En el proyecto, que lidera el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) participan investigadores de 14 universidades y centros que estudiarán los conflictos políticos y sociales causados por el cambio climático y las luchas del agua en 11 regiones de Europa y África.

Analizan los conflictos sociales generados por la explotación de los recursos naturales
Miembros de la Africa Muslim Agency tratan de cerrar las puertas del centro de alimentación Maradi, en Níger, a cientos de madres de niños malnutridos. Una combinación de duras sequías y plagas de langostas provocó en 2005 un desabastecimiento de alimentos en uno de los países más pobres del mundo. Foto: Omar Vega.

Investigadores de 14 instituciones de investigación, liderados por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), analizarán durante los próximos tres años cómo los fenómenos hidro-climáticos -sequía, inundaciones y aumento del nivel del mar- intensifican las tensiones sociales y los conflictos en once regiones del Mediterráneo, Magreb, Oriente Medio y Sahel, y propondrán actuaciones concretas para garantizar la seguridad de la población y la paz en cada zona.

La velocidad a la que se están produciendo los cambios en el clima en todo el planeta no tiene precedentes en la historia de la civilización y supone una amenaza para la seguridad humana, sobre todo en aquellas regiones más expuestas a la sequía, las inundaciones o al aumento del nivel de mar, fenómenos que provocan o agravan los conflictos violentos y desastres humanitarios como el hambre y las oleadas de refugiados climáticos.

La Unión Europea (UE) ha mostrado ya su preocupación por las consecuencias sociales y políticas de los conflictos hídricos derivados del cambio climático, tanto por los que se pueden producir en países miembros -entre pueblos y ciudades de un mismo país- como por los que se puedan dar entre estados en áreas próximas, como puede ser Oriente Medio. Para encontrar soluciones ha nacido el proyecto CLICO, financiado por la UE en el marco del 7º Programa Marco de Proyectos de Investigación. Con un presupuesto de 3,8 millones de euros, tendrá una duración de tres años. Es el único proyecto europeo de investigación del ámbito de las ciencias sociales y humanas coordinado por una universidad y un instituto de investigación españoles.

Se trata de una iniciativa en que participarán catorce instituciones de Europa, Norte de África, Oriente Medio y Sahel y que movilizará a algunos de los mejores investigadores del mundo en el estudio de los recursos hídricos, la vulnerabilidad de las poblaciones, la seguridad humana y la paz. Entre ellos destacan científicos como Neil Adger, uno de los autores del informe sobre la adaptación de las poblaciones al cambio climático del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) y profesor del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra; y Peter Gleditch, investigador del Instituto para la Investigación de la Paz de Noruega. Por primera vez, un proyecto de investigación reunirá, además, a investigadores israelíes y palestinos para estudiar juntos las problemáticas del agua de ambas comunidades.

El proyecto CLICO pretende llenar el vacío que existe actualmente con respecto a estudios sobre las relaciones de causa-efecto entre el cambio climático, la hidrología, el conflicto social y la seguridad de las poblaciones afectadas, elaborando un análisis estadístico exhaustivo -el primero de estas características- de las variables climáticas, hidrológicas y socioeconómicas de cada región. La investigación estudiará especialmente el impacto del cambio climático en los medios de subsistencia de la población más vulnerable y aportará una mirada crítica sobre el papel que juegan las instituciones públicas en su protección.

Los investigadores trabajarán de manera transdisciplinaria en el análisis de once casos donde hay conflictos relacionados con los recursos hídricos: La isla de Chipre, la biosfera Andalucía-Marruecos, Níger, Alejandría, Sudán, el desierto del Sinaí (Egipto), el Delta del Ebro y las cuencas de los ríos Sarno (Italia), Seyhan (Turquía), Jordán (Israel-Palestina-Jordania) y Nilo (Egipto-Sudán-Etiopía).

Los resultados del proyecto serán sintetizados en un documento final que propondrá soluciones para mejorar la seguridad de las poblaciones en las regiones investigadas y nuevas ideas sobre las políticas públicas y las instituciones necesarias para promover la paz y la seguridad humana bajo condiciones hidro-climáticas cambiantes. El proyecto contempla tres reuniones de trabajo en Egipto, los territorios palestinos y Etiopía y la creación de un centro de formación sobre cambio climático y seguridad humana para estudiantes graduados y posgraduados.

“Cambio climático y guerras del agua: realidades y mitos”

Con motivo de la celebración de las jornadas, el viernes, 26 de febrero, tendrá lugar en el Ateneo Barcelonés, de 18 a 20 horas, la mesa redonda “Cambio climático y guerras del agua: realidades y mitos”, con la participación de tres de los principales especialistas en los conflictos sociales causados por el cambio climático que participan en el proyecto CLICO.

Neil Adger, una personalidad destacada en el estudio de la vulnerabilidad de las poblaciones al cambio climático y la seguridad humana. Dirige el programa de investigación sobre este ámbito en el Centro de Investigación sobre el Cambio Climático Tyndall de la Escuela de Ciencia Ambientales de la Universidad de East Anglia, Inglaterra. Es uno de los autores principales del informe del IPCC sobre la adaptación de las poblaciones al cambio climático y coeditor de la revista “Global Environmental Change”. Ha escrito y editado siete libros y ediciones especiales de revistas, 75 artículos de investigación y 55 capítulos de libros.

Nils Petter Gleditsch, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología y en el Instituto de Investigación de la Paz. El año 2007 recibió el premio del Lewis Fry Richardson Lifetime Achievement, por la innovación de su investigación sobre la paz. Su trabajo ha sido publicado en las principales revistas y libros de esta temática. Ha sido editor del “Journal of Peace Research”, presidente de la Asociación de Estudios Internacionales y miembro del comité directivo científico del programa Cambio Ambiental Global y Seguridad Humana (GECHS). Está considerado uno de los principales contribuyentes a la literatura sobre conflictos armados.

Fabrice Renaud, responsable de la sección Vulnerabilidad Ambiental y Seguridad de la Energía en el Instituto para el Medio ambiente y la Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas -UNU-EHS- en Bonn (Alemania). Coordina los proyectos WISDOM, sobre recursos hídricos, para el Desarrollo Sostenible del Delta del Mekong (Vietnam), y QVA, con la sección del Programa Hidrológico Nacional de la UNESCO, sobre la relación entre los recursos hídricos subterráneos y la seguridad humana. Representa a la UNU-EHS en instituciones internacionales como la Asociación para el Medio ambiente y Reducción de Riesgos de Desastres, la Iniciativa Internacional sobre Inundaciones, y el comité asesor sobre recursos hídricos y cambio climático de las Naciones Unidas. Es editor asociado del “Agronomy Journal”.

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Los once casos de estudio del proyecto CLICO

Cuenca baja del Ebro, España. Uno de los ecosistemas más amenazados por el cambio climático de España. El aumento del nivel del mar causa la entrada de agua salada e inundaciones que amenazan los medios de vida de la población.

La isla de Chipre. La media de precipitación ha caído más del 20% en las últimas cuatro décadas. El verano de 2008 importó agua de buques cisterna desde Grecia.

La biosfera Andalucía-Marruecos.La sequía comporta una intensa competición por el agua entre la agricultura, las ciudades, el turismo y los ecosistemas en los dos lados del Estrecho de Gibraltar. La oleada de inmigración del Norte de África está relacionada con el declive de los ingresos agrícolas.

Cuenca del Sarno, Italia. El año 1998, el río Sarno se desbordó y causó la inundación más desastrosa registrada en Italia. 155 personas murieron y los daños se cuantificaron en más de 500 millones de euros.

Níger. El año 2005 las condiciones de sequía en Níger provocaron una reducción de 224.000 toneladas de cultivos, afectando aproximadamente 3,5 millones de personas en 3,755 poblaciones, particularmente en la región de Tillabéri.

Alejandría, Egipto. Un incremento de 0,5 metros del nivel del mar podría inundar el 30% de la ciudad de Alejandría, causando el desplazamiento de al menos 1,5 millones de personas, la pérdida de 195.000 puestos de trabajo y daños valorados en 30 billones de dólares en tierras y propiedades.

Sudán. Las sequías, las inundaciones y la desertificación agravan los conflictos y contribuyen a hacer de Darfur una de las crisis humanitarias más grandes de nuestros tiempos.

Cuenca del Seyhan, Turquía. Se calcula que el año 2070 las temperaturas de la cuenca del río Seyhan se pueden incrementar en más de 3.5º C y las lluvias se pueden reducir en un 35%, lo que amenaza los medios de subsistencia de miles de trabajadores estacionales que migran a la región durante la estación de mayor productividad agrícola.

Cuenca del Jordán, Israel-Palestina-Jordania. El año 2008 la cuenca del río Jordán sufrió el quinto año consecutivo de sequía; muchos ciudadanos palestinos deben sobrevivir varias horas diarias sin agua.

Desierto del Sinaí, Egipto. Las lluvias en esta región se han reducido entre un 20 y un 50% en los últimos 30 años. La sequía y las repentinas inundaciones amenazan las formas de vida de las tribus beduinas locales.

Cuenca del Nilo, Etiopía-Egipto-Sudán. Las inundaciones del río Nilo del año 2006 causaron la muerte de 600 personas, más de 35.000 personas sin hogar y más de 118.000 afectados. En Sudán, unas 3.000 casas fueron destruidas.

Fuente: Universitat Autònoma de Barcelona
Derechos: Universitat Autònoma de Barcelona

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