Encarecer el tabaco mejoraría la calidad de vida de las personas menos privilegiadas. Así concluye un estudio que determina cómo un aumento drástico en el precio de los cigarros podría no solo reducir el número de muertes asociadas, sino también combatir la pobreza. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es contundente. El tabaco es una de las principales causas de defunción, enfermedad y empobrecimiento. De hecho, cada año es el responsable de más de siete millones de fallecimientos.
Investigadores del Consorcio de la Economía Global del Tabaco han estimado que un gran aumento del precio del tabaco podría prevenir la muerte de cientos de millones de individuos en países con un nivel salarial medio.
El estudio, publicado en el British Medical Journal (BMJ), analiza un hipotético incremento del coste del tabaco en 13 países con cerca de 500 millones de fumadores masculinos. El aumento estudiado –del 50% del precio del producto– se ejecutaría aumentando los impuestos en cada país.
“Nuestro artículo desmiente los argumentos sobre si aumentar el precio del tabaco tendría un impacto más negativo entre los más pobres”, explica a Sinc Prabhat Jha, líder de la investigación y director del Centre for Global Health Research en el Hospital St. Michael de Toronto.
Los científicos utilizaron un modelo teórico para medir el efecto que tendría el hecho de dejar de fumar, en relación con la edad, el nivel salarial, la esperanza de vida ganada, el coste de los tratamientos evitados e incluso los beneficios adicionales para las arcas públicas.
Entre los resultados destaca cómo con estas medidas se ganaría un promedio de 450 millones de años en esperanza de vida, entre los 13 países, siendo la mitad de las personas ciudadanos chinos.
Además, la medida podría prevenir que cerca de 20 millones de personas cayeran bajo el umbral de la pobreza –según la definición establecida por el Banco Mundial–, ya que se evitarían los costes médicos provocados por el tabaco, teniendo en cuenta que en algunos de los países estudiados no existe la cobertura sanitaria pública.
Muchos beneficios para las tabacaleras
Los 13 países elegidos para el estudio fueron seis estados con un nivel salarial bajo (India, Indonesia, Bangladesh, Filipinas, Vietnam y Armenia) y siete con un nivel salarial medio (China, México, Turquía, Brasil, Colombia, Tailandia y Chile). Para ello se valoró cada población –el 90% de los fumadores en estos países son hombres–, la accesibilidad de los datos y la diversidad geográfica.
Los autores consideran que los gobiernos deberían apoderarse de los beneficios de las tabacaleras. “La industria pelearía cualquier subida de impuestos, pero daría un gran margen a los gobiernos”, subraya Prabhat Jha.
“La industria tabacalera consigue 50.000 millones de dólares (unos 40.600 millones de euros) de beneficios anuales, por lo que con 5-6 millones de muertes la industria gana 10.000 dólares (8.100 dólares) por muerte”, añade.
Los autores también contemplan extrapolar las conclusiones de su estudio a otras sustancias perniciosas para la salud, como el azúcar o el alcohol, aunque para los investigadores la prioridad es el tabaco “porque mata más personas que todas las otras causas”, concluyen.
El tabaco mata hasta a la mitad de sus consumidores.
El tabaco mata cada año a más de 7 millones de personas, de las que más de 6 millones son consumidores del producto y alrededor de 890.000 son fumadores pasivos.
Casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios.
Referencia bibliográfica:
Global Tobacco Economics Consortium: “The health, poverty, and financial consequences of a cigarette price increase among 500 million male smokers in 13 middle income countries: compartmental model study”. BMJ, abril de 2018. http://www.bmj.com/content/361/bmj.k1162