Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), un Organismo Público de Investigación dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación–, han descubierto el yacimiento de ámbar más importante de España y posiblemente de Europa en la Cueva de El Soplao, en Cantabria. Este hallazgo ha sido posible gracias al convenio de colaboración suscrito entre el IGME, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria y la empresa SIEC S.A.
En tiempos de los dinosaurios, durante el Cretácico, hace aproximadamente 110 millones de años, el área ocupada actualmente por Cantabria estaba inundada por el mar y por amplios estuarios y lagunas costeras bordeadas por frondosos bosques de coníferas resinosas, formando parte de una extensa masa boscosa que se extendía desde Asturias hasta Alicante, siguiendo la costa del Mar de Tethys. La fosilización de la resina, exudada en grandes cantidades por estas coníferas, ha generado este yacimiento de ámbar en el territorio de la Cueva El Soplao.
En España existen más yacimientos con ámbar, pero muy pocos contienen esta sustancia en grandes cantidades y sólo dos de ellos presentan cierta abundancia de insectos y otros artrópodos como inclusiones (concretamente el ámbar de Álava y el ámbar de San Just en Teruel). El nuevo yacimiento descubierto en Cantabria (ámbar de El Soplao, localizado concretamente en Rábago) destaca por encima de todos por la cantidad de masas de ámbar que contiene, principalmente aquellas que son más fosilíferas (chorreaduras). Los primeros datos de insectos fósiles presentes en las masas de Rábago del tipo aéreo, o “chorreadura”, sitúan provisionalmente a este yacimiento como el más importante en España.
Los investigadores, dada la gran abundancia de ámbar y de inclusiones de insectos en el mismo, consideran encontrarse ante el yacimiento más importante de España y posiblemente también a nivel mundial para el Cretácico.
El estudio preliminar de las muestras de ámbar ya ha revelado algunos ejemplares de insectos de gran interés y con una conservación excelente. Además, el yacimiento es muy rico en hojas fósiles perfectamente conservadas en la roca que contiene también el ámbar.
El yacimiento de El Soplao se encuentra en depósitos detríticos lignitosos que se formaron en amplios estuarios y llanuras costeras durante el Albiense inferior (Cretácico Inferior), es decir, hace unos 110 millones de años.
Importancia científica del yacimiento
Los yacimientos con ámbar del Cretácico son muy escasos a escala mundial, todo lo contrario que los yacimientos con ámbar de edad más reciente (Cenozoico). En unos pocos yacimientos del Cretácico Inferior se ha documentado la presencia de inclusiones biológicas, tales como insectos. En la actualidad se conocen los famosos yacimientos de Jezzine y Baabda (Líbano), Wadi Zerka (Jordania), Isla de Wight (UK) y Golling (Austria), aparte de los españoles.
En España, en los últimos años, se han descubierto otros yacimientos con ámbar del Cretácico Inferior que contiene insectos incluidos. Si bien este yacimiento descubierto ahora está pendiente de estudio, los datos preliminares indican que puede tratarse del más rico y fosilífero en España. La presencia de bioinclusiones (principalmente insectos) en este ámbar cántabro, y la presencia de gran abundancia de restos cuticulares de hojas en la roca que los contiene, hacen del Territorio El Soplao un punto de gran interés e importancia paleontológica.
Los restos vegetales más abundantes encontrados corresponden a hojas de una rara conífera perteneciente a la extinta familia Cheirolepidiaceae, del género Frenelopsis, y a hojas de una especie de ginkgoal del género Nehvizdya.
Se han encontrado pequeñas avispas, diversos tipos de moscas y mosquitos chupadores de sangre, cucarachas, chinches, arañas y muchos otros insectos que, aun siendo de pequeño tamaño, tuvieron un papel mucho más importante que los dinosaurios en los ecosistemas del pasado. Algunos son conocidos, concretamente del grupo de los ceratopogónidos, que los científicos consideran que se alimentaban de la sangre de los dinosaurios y de algunos anfibios, mientras que otros son desconocidos hasta el presente.
Gracias al estudio de lo que contiene el ámbar en su interior transparente se pueden conocer aspectos curiosos del periodo Cretácico, en pleno apogeo de los dinosaurios. Se sabe por numerosas evidencias científicas que durante el Cretácico el clima era de tipo subtropical, muy caluroso, y en los bosques resiníferos existían condiciones de alta humedad. La atmósfera del Cretácico fue mucho más rica en CO2 que la actual, por lo que existía un efecto invernadero muy acusado que determinó en gran medida los ecosistemas terrestres, que por otra parte eran muy diferentes a los actuales.
El ámbar de El Soplao es una nueva ventana abierta hacia los ecosistemas boscosos del Cretácico. ¿Fue la vegetación de estos bosques, conservada en el yacimiento, el alimento de los dinosaurios a los que picaban los mosquitos ceratopogónidos?