El 'Índice de Guerra sucia': un nuevo instrumento para cualificar los resultados de las guerras prohibidas o no deseadas

Un equipo de investigadores presenta en el número de esta semana de PLoS Medicine un nuevo instrumento denominado 'Indice de Guerra sucia' (DWI, por sus siglas en inglés) y que identifica índices de resultados de las guerras prohibidas e indeseables (“sucias”), es decir de todos los conflictos donde se tortura y asesina a civiles. ¿Acaso no sucede esto en todas las guerras?

Jayel Aheram
Foto: Jayel Aheram.

Los investigadores Madelyn Hsiao-Rei Hicks, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, y Michael Spagat, del Royal Holloway College de la Universidad de Londres, argumentan que la nueva herramienta ayudará a documentar, analizar y prevenir los efectos nocivos de los conflictos armados en las poblaciones.

El DWI, afirman, relaciona explícitamente estos resultados “sucios” con las leyes humanitarias internacionales y expone los índices de resultados bélicos inaceptables (valores altos de DWI) de diferentes armas o grupos combatientes.

El DWI es un cociente y se calcula de la siguiente manera: (número de casos “sucios” /número total de casos) x 100. El mejor valor posible de DWI es cero, lo cual indica que el resultado objetivable no se identifica con ningún caso. El peor valor posible de DWI es 100, indicado que el resultado objetivable se identifica en el 100% de los casos contabilizados.

Hicks y Spagat proporcionan varios ejemplos de DWIs que han sido calculados en conflictos armados en la actualidad, como el DWI que determina la proporción de muertes civiles en el conflicto civil colombiano desde 1988-2005. Este DWI se calcula como (número de civiles asesinados/número total de civiles y combatientes oponentes asesinados) x 100. Utilizando datos del Centro de Recursos de Análisis de Conflictos (www.cerac.org.co/home_english.htm) sobre ataques sin resistencia donde quedaba clara la responsabilidad de las muertes, hallaron que los paramilitares ilegales asesinaron 6944 civiles y 41 combatientes adversarios, un DWI de 99; las guerrillas asesinaron 2498 civiles y 2946 adversarios, un DWI de 46, y las fuerzas gubernamentales 539 civiles y 659 combatientes adversarios, un DWI de 45. Los DWIs de este conflicto, según los autores, “revelan que los paramilitares son los más “sucios” en términos de porcentaje de víctimas civiles en ataques sin resistencia”.

Según los autores, cualquier DWI por encima de 0, para acciones prohibidas o crímenes de guerra es inaceptable, siendo imperativo eliminar las violaciones. Los DWIs para resultados no deseables son menos sencillos.

“El resultado totalmente indeseable de daño civil”, comentan “no está prohibido por las leyes de guerra si los combatientes hacen todo lo posible para distinguir entre objetivos civiles y militares (el principio de distinción), si intentan minimizar el daño colateral a los civiles, y si intentan evitar dañar a civiles en exceso de objetivos militares anticipados (el principio de la proporcionalidad).

No obstante, ellos argumentan que valores altos de DWI para resultados no deseados indican destrucción extrema, señalan la necesidad de un mayor escrutinio, pudiendo indicar que existen crímenes de guerra.

Los autores aducen que como los DWIs proporcionan cocientes en lugar de números absolutos, ellos “invitan a establecer comparaciones en el tiempo, entre guerras, entre armas y entre los grupos de combatientes en guerra para identificar a los mejores frente a los peores".

El artículo de Hicks y Spagat se acompaña de dos comentarios de experto acerca del DWI, uno que explora su utilidad en salud pública y otro que delinea las limitaciones estadísticas.

Egbert Sondorp (Programa de Conflicto y Salud, Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Reino Unido), quien no participó en el desarrollo de la herramienta, afirma que la novedad del DWI es “que expresa los hallazgos de salud pública como un cociente, en combinación con un enlace a una ley humanitaria internacional específica”.

Se puede construir un abanico completo de DWIs, dice Sondorp, “desde la violación y el uso de armas prohibidas hasta la utilización de niños soldado, siempre que se pueda hacer un cómputo de los actos contra la humanidad”.

En un segundo comentario de experto, Nathan Taback (Escuela Dalla Lanna de Salud Pública, Universidad de Toronto, Canadá), que tampoco participó en el desarrollo de la herramienta, examina los aspectos estadísticos, la viabilidad, así como la interpretación del DWI. Algunos de los aspectos estadísticos que analiza son el potencial de sesgos en la selección (es decir, utilizar una muestra sesgada), el problema de la desaparición de datos, y el problema de la “censura” (es decir, cuando solo se conoce parcialmente el valor de una observación).
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Referencia bibliográfica:

Hicks MH-R, Spagat M, "The Dirty War Index: A public health and human rights tool for examining and monitoring armed conflict outcomes". PLoS Med 5(12): e243. doi: 10.1371/journal.pmed.0050243, 2008.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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