El "éxito industrial" puede provocar una crisis informática

Un estudio llevado a cabo por el Dr. Simone Santini del Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en la revista Computer, desvela que la Informática como disciplina científica está sufriendo una profunda crisis debido al éxito industrial que está experimentando.

En el mismo momento en el que las aplicaciones informáticas alcanzan una difusión capilar, caracterizando cada día más a nuestro modelo de vida, la Informática, como disciplina académica, sufre una crisis profunda que afecta a dos áreas: la enseñanza y la investigación "pura", entendida como búsqueda del conocimiento como fin y no como medio.

Estas dos formas de crisis derivan de un cambio importante en las relaciones entre Universidad e industria causado, en parte, por el éxito industrial de la informática.

En el campo educativo, la industria ve a la Universidad como una institución de educación vocacional, cuyo papel es la creación de cuadros (en el sentido de "clones") listos para ser insertados en el proceso productivo. En este marco, la educación se ha orientado menos en la dirección de una asimilación, por parte del alumno, de una cultura científica y de principios de base, y más hacia una enseñanza de técnicas específicas que, a causa de las características del área, resultan muy transitorias. Los "clientes" de la universidad ya no son los estudiantes, con su necesidad de una base cultural para una rica vida intelectual a lo largo de 60 años de vida, sino las industrias, con su demanda (de verdad, miope) de meros técnicos con conocimientos específicos, fragmentados, y con una vida útil de dos o tres años. En esto, claramente, la universidad está dejando atrás los intereses a largo plazo de los estudiantes.

La investigación se encuentra sujeta a presiones similares. Durante los últimos años, el presupuesto de las agencias de financiación de la investigación, tanto en Europa como en EE UU, se ha orientado hacia grandes proyectos aplicados, con pérdida de estudios de naturaleza más teórica; hacia proyectos con impacto a corto plazo, con pérdida de proyectos de posible impacto cultural a largo plazo. Es cierto que, en los últimos años se ha asistido a un cierto replanteamiento del papel de la investigación teórica (la NSF en EE UU y el MEC en España han empezado actividades de apoyo a proyectos teóricos) pero, por un lado, se trata principalmente de una teoría dirigida por las áreas aplicativas y, por otro lado, este apoyo a la teoría está viciado por la insistencia en grandes proyectos de grandes grupos de investigación.

Para conseguir resultados profundos se necesitan hipótesis atrevidas, que supongan un gran riesgo de equivocarse. La sociología y la economía del ambiente informático son tales que, un grupo grande, un proyecto del que depende el sueldo de mucha gente, no se puede permitir el lujo del atrevimiento. En la historia de la informática, los resultados revolucionarios se han conseguido casi siempre por investigadores individuales o por grupos pequeños.

Una buena política de investigación deberá encontrar un balance entre proyectos de grandes dimensiones, con buenas garantías de éxito, y proyectos pequeños, individuales, sin garantías de éxito, en que el investigador es libre de perseguir las líneas de investigación que considera interesantes. Al final, la única política posible consiste en buscar los mejores investigadores y permitir que se ocupen de lo que ellos consideren interesante, no sólo de lo que la industria considere importante.

Fuente: UAM
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