Investigadores vallisoletanos exponen las perspectivas de la terapia celular

La terapia celular se basa en el uso de células vivas como agentes terapéuticos para restaurar la función de órganos y tejidos dañados. El coordinador de la Red de Terapia Celular y director del Grupo de Activación Celular del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de Valladolid, Javier García Sancho ha dado a conocer las perspectivas de futuro que ofrecen los nuevos hallazgos en este campo y su aplicación en el tratamiento de diferentes patologías, dentro del seminario científico Biomedicina: Avances y retos de la biomedicina en el siglo XXI, organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que se desarrolla en Girona.

En declaraciones a DiCYT, García Sancho ha querido dejar claro las diferencias que separan a los tres tipos de células madre, por un lado las embrionarias y las adultas y por otro las pluripotentes inducidas, obtenidas por primera vez en 2007. Sobre las embrionarias, ha subrayado, que cuentan con la ventaja de que “se reproducen rápidamente”, sin embargo, “pueden llegar a producir tumores y aún no se conocen bien los mecanismos de diferenciación” por lo que aún están en fase de investigación. Las adultas por el contrario, tienen una capacidad proliferativa más baja, pero tienen la “ventaja” de que ya se utilizan, por ejemplo, en el caso del trasplante de médula ósea.

El investigador ha destacado además que, “en todos los tejidos” existen células madre adultas, incluso en el corazón y el sistema nervioso, algo que hasta hace poco se desconocía, por lo que “si supiéramos cómo se pueden activar”, se podrían combatir patologías relacionadas con estos órganos. De hecho, ha asegurado que ya se están realizando ensayos clínicos para utilizar la terapia celular en el tratamiento de infartos de miocardio o en alivio de úlceras en personas diabéticas.

El coordinador de la Red de Terapia Celular se ha referido asimismo a las células pluripotentes inducidas, que se obtienen a partir de células humanas de la piel a las que se reprograma para que adquieran las mismas propiedades que las embrionarias sin necesidad de utilizar embriones ni óvulos. Sobre ellas ha dicho, están en fase de investigación, pero son una “fuente alternativa”.

Terapias consolidadas

Pese a que en muchos casos el uso de células madre está en fase de investigación, existen ya terapias consolidadas, ha destacado el investigador. Se trata de la producción de piel a través de queratinocitos (células predominantes en la epidermis). De hecho, esta técnica ya se lleva a cabo en centros como el Centro de Sangre y Tejidos del Principado de Asturias, donde han logrado producir este tipo de células a partir de piel sana para tratar a pacientes con un alto porcentaje de superficie corporal quemada. Otra terapia celular ya consolidada es para el tratamiento de las úlceras corneales mediante el uso de células del limbo corneal.

Pero uno de los principales retos a los que se enfrenta la terapia celular son las enfermedades degenerativas como el Parkinson. A esta respecto, García Sancho ha señalado que “los progresos son lentos y requerirán muchos años de investigación básica y aplicada pero se irá avanzando poco a poco” ya que, por ejemplo, es más fácil generar insulina para una persona diabética que mejorar a una persona que padece Alzheimer ya que “se necesitan muchas más células y en el sistema nervioso no se trata sólo de cantidad, sino de conexión entre neuronas”.

Fuente: DiCYT
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