Japón lanza un módulo de aterrizaje lunar y una misión de rayos X

El país del sol naciente quiere ser el quinto que logra aterrizar en la Luna. Lo intentará con su nave SLIM, que este jueves ha despegado junto a otra misión para resolver misterios sobre la formación del universo: XRISM.

Despegue del cohete japonés con las dos misiones
Despegue del cohete H2A desde el Centro Espacial Tanegashima en la prefectura de Kagoshima (Japón). / EFE/EPA/JIJI PRESS JAPAN

La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) ha lanzado hoy con éxito un cohete con dos objetivos: enviar a la Luna un módulo de aterrizaje y poner en órbita un nuevo satélite astronómico de rayos X.

El cohete H2A número 47 despegó a las 8:42 hora local (01:42 hora peninsular española) desde el Centro Espacial Tanegashima (situado al suroeste del archipiélago) y "voló según lo planeado", según la agencia espacial japonesa, que dio por exitoso el lanzamiento después de que el módulo se desprendiera correctamente del aparato tras 47 minutos.

El lanzamiento estaba previsto a finales de agosto, pero fue pospuesto por el mal tiempo. El de hoy es el primero de esta envergadura tras el fallido despegue inaugural del cohete japonés de nueva generación H3 el pasado marzo que, junto a las recientes misiones fallidas para aterrizar módulos en la luna, supusieron un duro golpe para la industria espacial nipona.

Ilustraciones del módulo lunar SLIM (Smart Lander for Investigating Moon) y el satélite XRISM (X-Ray Imaging and Spectroscopy Mission). / JAXA

Intentar el primer alunizaje japonés

Ahora, con el denominado módulo SLIM (Smart Lander for Investigating Moon) lanzado hoy, Japón intentará de nuevo realizar su primer alunizaje exitoso.

Se espera que esta nave entre en la órbita de la Luna en unos tres o cuatro meses y que su intento de aterrizaje se produzca en unos cuatro o seis meses.

Con su módulo SLIM, Japón tratará de ser el quinto país en alunizar tras Rusia, EE UU, China e India

El módulo intentará tocar la superficie lunar cerca del cráter Shioli, próximo al ecuador lunar, en un intento de realizar "el aterrizaje más preciso" hasta la fecha, según JAXA.

El aparato tomará imágenes que serán usadas en el proyecto de exploración lunar Artemis liderado por la NASA, que aspira a facilitar la vuelta del ser humano a la Luna y, en último término, la exploración de Marte.

De conseguirlo, Japón sería el quinto país en aterrizar un módulo en la Luna, tras Rusia, EE UU, China e India.

Observar el universo en rayos X

Por su parte, la misión XRISM (X-Ray Imaging and Spectroscopy Mission), lanzada también este jueves, “es un nuevo satélite astronómico de rayos X que observará el plasma en estrellas y galaxias, con una nueva generación de tecnologías de espectroscopia de imágenes de rayos X para resolver misterios relativos a la formación del universo”, según JAXA.

El satélite astronómico XRISM de rayos X observará el plasma en estrellas y galaxias para resolver misterios relativos a la formación del universo

La misión, liderada por Japón, es un proyecto conjunto con la NASA estadounidense y la Agencia Espacial Europea (ESA).

XRISM es un aparato de observación de rayos X destinado a investigar los vientos de los gases calientes de plasma que soplan a través de las galaxias para desentrañar la evolución del universo. Está especializado en observaciones espectroscópicas de alta resolución del movimiento de estos gases para determinar flujos de masa y energía que ayuden a conocer la composición y evolución de los objetos celestes.

Los rayos X se liberan en las explosiones más enérgicas y lugares más calientes del universo, entre ellos las masas de gas que envuelven los cúmulos de galaxias. El gas remanente en ellos son un vestigio del nacimiento y muerte de las estrellas, por lo que el estudio de los rayos X emitidos permitiría descubrir qué elementos contiene y trazar un mapa de cómo el universo se enriqueció de ellos.

La misión también tiene como objetivo medir la radiación X emitida por objetos inmensamente densos, como los agujeros negros de gran tamaño que se encuentran en el centro de algunas galaxias, con el fin de ayudar a comprender cómo se deforma el espacio-tiempo a su alrededor y en qué medida esto influye en sus galaxias.

Fuente: SINC/EFE
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